El pasado sábado, 16 de Marzo, el diario ABC publicaba un interesante artículo dedicado a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, con fuerte implantación y labor social y asistencial entre nosotros.
La llegada de los Hermanos de San Juan de Dios a Madrid se debe al Hermano Antón Martín, primer discípulo del Santo Fundador San Juan de Dios allá por el año 1552.
El artículo describe a continuación los cuatro importantes centros regidos por los Hermanos con que cuenta la Comunidad de Madrid:
Los dedicados a psiquiatría (Centro de San Juan de Dios, en Cienpozuelos y La Clínica de Nuestra Señora de la Paz, cerca de Arturo Soria), a neurología (Fundación Instituto San José, en Carabanchel) y a pediatría (Hospital San Rafael, en la Calle Serrano)... Pero no dice nada acerca del fundador de la Orden que, además de santo, era portugués.
En este tema de santos portugueses no es la primera omisión que observamos en relación con su origen. Al caso ya conocido de Fernando Bulhões/San Antonio de Padua, habría que añadir el de San Dámaso I, 37º papa de Roma, nacido en el 305 en Egitania (Idanha-a Velha), Gallaecia (actual Portugal) y muerto el 11 de dicienbre de 388 en Roma. Según nos cuenta José María Sanz García, el arzobispado de Madrid-Alcalá le considera hijo suyo y le dedica una Academia diocesana de Arte e Historia, contrariando las crónicas del humanista Gaspar Barreiros de 1546 que lo consideraba natural de Guimarães.
Pero, discusiones aparte, volvamos a Portugal para saber algo más de João Cidade/San Juan de Dios.
VIDA Y OBRA
Juan Ciudad nació en 1495, en un pequeño pueblo portugués, Montemor-o-Novo, Alentejo. Era hijo de André Cidade y de Teresa Duarte. Hasta los cuarenta años vivió diversas aventuras y trabajó en diversos oficios como pastor en Oropesa (Toledo), soldado en Fuenterrabía y Viena, albañil en Ceuta y librero en Gibraltar y Granada.
En 1539, mientras escuchaba un sermón predicado por San Juan de Ávila en Granada, llegó el momento de su conversión religiosa y tras una reflexión profunda decidió entregarse a los pobres, enfermos contagiosos y los más desvalidos del mundo.
Su conversión y la enfervorizada opción por los más pobres le llevó a ser considerado como un loco, por lo que fue trasladado al Hospital Real de Granada, en el que Juan Ciudad experimentó en su propia carne el cruel trato que recibían los enfermos.
Es en este momento cuando nació la vocación de Juan Ciudad de servir a los pobres: cuando se encuentran en condiciones de máxima marginación, carentes incluso de salud física y mental.
San Juan de Dios por Bartolomé Esteban Murillo. |
Entre 1538-1539, con los pocos medios a su alcance, Juan Ciudad fundó en Granada su primer hospital, un hospital revolucionario para la época, no sólo por el trato y calor humano que los enfermos recibían de Juan y sus compañeros, sino también por la idea de disponer a los pacientes separados en atención al tipo de enfermedad que sufrían y por destinar una cama para cada enfermo, algo innovador por aquel entonces.
Su fama no paraba de crecer. El obispo le cambió su nombre de familia por el de Juan de Dios y en los siguientes diez años ya disponía de otro hospital.
Sus obras y discípulos aumentaban, entre los cuales destaca Antón Martín, un aventurero con planes de venganza que una noche invernal de 1546 se cruzó por las calles de Granada con Juan de Dios, quien le convenció para que desistiera de sus planes y le siguiera.
Antón Martín de Dios |
Juan de Dios murió el 8 de marzo de 1550 víctima de una pulmonía a consecuencia de haberse tirado al río Genil para salvar a un joven en trance de morir ahogado.
Su entierro constituyó una extraordinaria manifestación de duelo y fervor hacia su persona y su obra por parte del pueblo, la nobleza y las autoridades de aquella época.
Dos años después, Antón Martín se trasladó a la corte donde fundó el Hospital de Nuestra Señora del Amor de Dios, germen de los cuatro importantes centros hospitalarios antes citados de Madrid.
San Juan de Dios fue canonizado por Alejandro VIII en 1690. A su muerte su obra se extendió por toda España, Portugal, Italia y Francia. Hoy está presente en los cinco continentes.
En 1886 fue proclamado Patrono de los Hospitales y de los Enfermos y en 1930, Patrón de los Enfermeros y de sus Asociaciones. También Patrono del Cuerpo de Bomberos por su actuación durante la extinción de un incendio declarado en el Hospital Real de Granada, del que consiguió sacar ilesos a cuantos enfermos se encontraban en su interior.
San Juan de Dios salvando a los enfermos del incendio del Hospital Real de Granada. Manuel Gómez-Moreno González. 1880. Museo de Bellas Artes de Granada. |
ICONOGRAFÍA DE SAN JUAN DE DIOS EN MADRID
Al cumplirse el centenario del Hospital de San Rafael en 1992 se encargó a Santiago de Santiago un grupo escultórico dedicado al Fundador, de bronce y piedra, situado en el jardín de acceso. El grupo muestra al arcángel que dio la vista a Tobías, dando ánimos, con una palmada en el hombro, a quien ya no tiene más fuerzas, para que prosiga con su divina labor.
Foto: Filipa Iraizoz |
En los jardines del Hospital Gregorio Marañón se encuentra otra bellísima escultura, copia de la que le hizo Jacinto Higueras en 1877, arrodillado, en actitud estática y contemplativa, durante las seis horas que dicen que estuvo orando hasta que le llegó la muerte. El original tallado en madera, obtuvo la Primera Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1920 y se exhibe en el MNCARS.
Foto: Museo Jacinto Higueras. |
La tercera y última efigie dedicada a San Juan de Dios en Madrid se trata de una réplica en mármol blanco de un boceto en yeso del malagueño Elías Martín Riesco, discípulo de Piquer. Se titula San Juan de Dios conduciendo enfermos al hospital y obtuvo la Medalla de segunda clase en la Exposición Nacional de 1864. Fue adquirida por la reina Isabel II el 30 de junio de 1865 y posteriormente donada al Museo del Prado, de ahí pasó al Museo de Arte Moderno. La crítica contemporánea apreció mucho la obra y ese prestigio se conservó durante bastante tiempo. El fornido fundador, sostiene sobre sus brazos a un joven enfermo semidesnudo. No está expuesta.
Fuentes:
ABC
Recuerdos portugueses en Madrid. José María Sanz García. Instituto de Estudios Madrileños. 1992.
Hospital San Rafael