La actriz Bárbara Lennie interpretando a Doña Juana de Avis. Foto: rtve. |
Su genealogía no podía ser más legendaria: descendiente de Inés de Castro por vía materna; nieta de Juan I, maestre de Avis y de Filipa de Lancaster; hija de Duarte I, rey de Portugal y de Leonor de Aragón; hermana de Alfonso V de Portugal (el retratado en los Tapices de Pastrana); prima de Isabel de Avis, reina de Castilla y también de Fernando el católico; esposa de su primo-hermano Enrique IV de Castilla y madre de la princesa Juana, la Beltraneja.
La titular de este último apodo peyorativo abrió la caja de Pandora de todos los odios y bajezas de Castilla, fue la causa de la caída en desgracia de esta reina, de la sombra de la duda que recayó sobre ella y que marcó el destino de nuestra nación.
Juana de Avis. Foto: Mujeres de leyenda |
Juana de Avis nació a finales de Marzo de 1439, seis meses después de morir su padre a causa de una epidemia de peste. Por decisión de las cortes reunidas en Lisboa, su madre perdió la regencia que había establecido el rey para ella en su testamento pasando a su cuñado, el infante D. Pedro. Esta decisión fue aceptada sólo a medias por Leonor con la convicción de que sus hermanos, los belicosos infantes de Aragón, vendrían pronto en su auxilio.
La esperada ayuda no llegó nunca, tuvo que dejar a sus hijos (excepto a la pequeña Juana), conformarse con el exilio que le ofreció Juan II, rey de Castilla -casado con su hermana María de Aragón- en el monasterio de Santa María de Medina del Campo y terminar sus días en Toledo.
En el gran tablero de ajedrez que representaba en esa época los reinos peninsulares, había muchos reyes, consejeros, señores y ambiciones desatadas de poder. Álvaro de Luna desempeñaba la pieza de Dama o Reina en ese juego -que lo equipara al de primer ministro- intentando mantener el equilibrio de fuerzas y evitando la guerra sin reparar en los medios para conseguirlo.
A mediados de Febrero de 1445 muere de repente María de Aragón, reina de Castilla y dos semanas después su hermana Leonor, reina viuda de Portugal, ambas con extrañas manchas en el cuerpo a pesar de una buena salud. Se extendió el rumor de que fueron envenenadas por orden del condestable Álvaro de Luna a manos de una dama de confianza de ambas.
Entonces, la pequeña Juana de seis años fue reclamada de inmediato por su tío Pedro, regente de Portugal, a su amigo Álvaro de Luna, a sabiendas del valor que una princesa podía tener para establecer nuevas alianzas con otros reinos fuera de la península.
Juana pasó de la austeridad toledana a los lujos de la corte lisboeta, de la soledad a la alegría de conocer a sus cuatro hermanos. Pero las intrigas alrededor de ella comenzaron dos años después cuando, durante las segundas nupcias de Juan II rey de Castilla con su prima Doña Isabel de Portugal, el valido del príncipe de Asturias, Juan Pacheco, empieza a urdir el plan de casarla con su otro primo y heredero de Castilla Enrique.
La ventaja del plan consistía en que Juana, como hermana del futuro rey Alfonso, estaba más cerca del trono portugués que su prima Isabel, argumento que minó para siempre la confianza de la reina de Castilla.
Al inicio de 1453, cuando Juana contaba catorce años, comenzaron los contactos formales para solicitar la mano de la princesa entre las cortes de Castilla y Portugal. El príncipe Enrique llevaba quince años casado con Blanca de Navarra sin haberse consumado el matrimonio por lo que, ante la necesidad de tener un heredero, estaba decidido a divorciarse de ella. Consiguió un rápido divorcio alegando un "maleficio" que le impedía tener relaciones físicas con su esposa, apoyado por el testimonio favorable a su capacidad sexual aportado por tres prostitutas.
Por aquel entonces la reina Isabel dio a luz a Alfonso que pasó a ocupar el segundo lugar en la línea de sucesión, apartando a su hermana Isabel, nacida en 1541. Ante la duda que el propio Enrique tenía sobre el éxito de su segundo matrimonio decide, fuera de toda costumbre, pagar la dote de su prima y futura mujer.
El 11 de Julio de 1454 muere el rey Juan II y el 22 de Enero de 1455 se celebra la boda por poderes. Esta vez Juana regresa a Castilla como reina acompañada de doce doncellas, dos de ellas, Beatriz de Lemos y Guiomar de Castro, mas inclinadas a la seducción de lo que conviene a las doncellas.
El nuevo rey doblaba la edad de su esposa, era alto, corpulento, de cabello cobrizo y piel bronceada. Con fama de culto, sensible, voluble, terco y cínico. Extravagante, se vestía según la costumbre árabe.
La reina, que no sobresalía en cuestiones políticas ni religiosas, es descrita como poseedora de gran belleza y carácter frívolo. Con cabello oscuro, piel muy blanca y rasgos finos.
Debido a las características del primer matrimonio de Enrique, los cronistas demuestran un interés especial por todo lo relacionado por las relaciones físicas del matrimonio, animados además por la decisión del rey de suprimir la bárbara costumbre de mostrar las sábanas después de la noche de bodas (ceremonia que tantas humillaciones le había provocado en su anterior matrimonio) pudiéndose encontrar referencias de lo más contradictorias al respecto.
Ya instalados en Segovia, el Alcázar favorito de Enrique, comenzaron los primeros choques entre el rey y su valido Pacheco, marqués de Villena, por causa de la reina. Será una constante en Castilla que el ministro que propusiera una prometida al rey acabase por entrar en conflicto con ella después de casada.
En este caso la reina no ignoraba que un antepasado de Villena, Diego López Pacheco había sido uno de los asesinos de su bisabuela Inés de Castro, lo que provocaba un recelo contra él y su preferencia por Beltrán de la Cueva.
Beltrán de la Cueva hizo una gran carrera política en la corte en poco tiempo. De edad próxima a la reina, vanidoso y muy atractivo sabía como agradar y satisfacer los caprichos del rey. Pronto comenzaría el deterioro de la relación del rey con Villena y el enaltecimiento de la figura de Beltrán de la Cueva.
Al mismo tiempo surgieron rumores explícitos sobre la homosexualidad del rey y sobre las relaciones de la reina con el nuevo favorito a instancias del propio monarca. El favorito ya se permitía dar consejos sobre política al rey, que seguía sin descendencia cinco años después de su boda.
A petición de Villena, el infante Alfonso fue llevado desde Arévalo -donde vivía con su madre- a la corte de Aranda acompañado por su hermana la infanta Isabel para recibir una educación conveniente como heredero y futuro rey, dada la falta aún de descendencia del monarca.
Es curioso cómo poco tiempo después de la llegada de los infantes a la corte se produjo el ansiado acontecimiento al quedarse embarazada la reina a finales de 1462 siete años después de su boda y estando el rey en Logroño durante la probable fecha de la concepción.
Un viajante alemán relató cómo un médico judío habría obrado la primera fertilización in vitro conocida para solucionar de una vez por todas el problema de impotencia parcial que padecía el monarca.
Agradecido el rey por la buena noticia, otorgó a la reina la jurisdicción de Aranda, donde se había producido el acontecimiento y ordenó que el nacimiento se produjera en Madrid por considerarla una villa más saludable debido a sus bosques y aguas. Para el traslado de la comitiva a Madrid la reina viajó en la mula del rey, honor máximo que en esa época un monarca podía dedicar a una persona.
Dibujo de J. Cornelius Vermeyen del viejo Alcázar.1534. |
BIBLIOGRAFÍA
Infantas de Portugal, Rainhas em Espanha. Marsilio Cassotti. Ed. A esfera dos livros. 6ª ed. 2012.
Infantas de Portugal, Rainhas em Espanha. Marsilio Cassotti. Ed. A esfera dos livros. 6ª ed. 2012.