jueves, 29 de marzo de 2012

Duarte Pinto Coelho


El gran decorador y esteta, muchos dicen que el mejor, fue uno de los animadores culturales más activos de la segunda mitad del siglo XX en España. Aportó imaginación, fantasía, glamour y estilo a una España demasiado triste y gris.

Nació en Cascais, Portugal, en 1923. A los 18 años decidió trasladarse a París, donde se formó durante cinco años como decorador en esa efervescente ciudad de final de la Segunda Guerra mundial. Allí entablaría amistad con Coco Chanel, Elsa Schaparelli, Salvador Dalí, Wallis Simpson duquesa de Windsor o los barones de Rothschild.

Llegó en los años cincuenta a nuestro país donde no había cultura del interiorismo y echó raíces en Madrid y Trujillo. En Madrid compró parte del Palacio de Pinohermoso en Don Pedro 8 junto al Palacio del marqués de Villafranca y en Trujillo el palacio y antiguo convento Chaves-Mendoza, del siglo XVII.


Sobre la entrada, su casa en la planta principal del Palacio de Pinohermoso.

Duarte Pinto Coelho recibió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil en 1989 y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2002. Murió en su casa de Trujillo en 2010 a los 87 años de edad habiendo dispuesto que todos sus bienes se vendieran y que sus beneficios fueran a parar al matrimonio que le cuidó durante décadas y a otros fines benéficos. 

El inmueble de Madrid y el de Trujillo fueron puestos a la venta y las colecciones de gran valor artístico fueron subastadas con gran éxito en 800 lotes en la sede de Christie's en Londres el 20 y 21 de julio del 2011.




Un mes antes la casa de subastas abrió al público la exposición de dichas colecciones exibiéndolas en el mismo lugar que su propietario había dispuesto para ellas, hecho pionero en España. La sensación que producía la visita era doblemente impresionante.  Por un lado la propia belleza de una casa palaciega llena de obras de arte de un gusto extraordinario y por otro la extraña sensación de estar metiendo las narices en los rincones y objetos más personales de una casa vivida hasta hace pocos días por su propietario. 



Un Antonio López fue la pieza más cara de la subasta. Entre las numerosas obras de arte había varios BIC inexportables como un pequeño Velázquez y algunas alfombras  adquiridas por el Estado español o el órgano barroco que vemos al fondo de la sala que fue adquirido en venta privada por un particular. Cuando él lo compró en 1961 lo celebró con un concierto en su casa a cargo de Ramón González de Amezúa con asistencia de Dalí y del entonces príncipe Juan Carlos



Pero volvamos a esos oscuros años cincuenta animados por la actividad del decorador en Madrid. Era el perfecto anfitrión. Sus fiestas, cuidadas al detalle, eran el centro de la alta sociedad del momento y por ellas pasaron Truman Capote, María Callas, Henry Kissinger, Ava Gardner, Luis Miguel Dominguín, Lola Flores, Manolo Caracol, Amália Rodrigues ... respirándose alegría y libertad en sus casas.



Con su premisa profesional de que la mayor preocupación debe ser la creación de comodidad y confort tenía un gusto ecléctico, nada purista. Mezclaba sin prejuicios estilos, tradición y modernidad consiguiendo siempre un ambiente refinado, barroco y teatral. No se dejó tentar por el minimalismo, al que consideraba muy incómodo. 

Trajo a España un cierto estilo de vida que conoció en los cosmopolitas ambientes parisinos reflejándose en su lema de que una casa debería, al final, parecer como si el mismo decorador nunca la hubiera pisado. 


Recepción en la Embajada de España en Londres, decorada por él.

La lista de clientes de Duarte Pinto Coelho era interminable y mundial, desde la India a Estados Unidos. Además de las obras realizadas en España para su selecta clientela particular, vamos a ver algunos trabajos representativos de interiorismo que realizó para tres importantes edificios madrileños:

ESCUELA SUPERIOR DE CANTO. (Palacio Bauer).



Tras un largo periodo de abandono, en 1972 el Palacio Bauer es declarado BIC. Al año siguiente se inician las obras de acondicionamiento para  Escuela Superior de Canto bajo la dirección del arquitecto José Manuel González Valcárcel con la colaboración de Duarte Pinto Coelho en la decoración de interiores. El antiguo salón de baile es transformado en teatro. 

 PALACIO DEL PARDO.



En 1981 se emprenden las obras de restauración y acondicionamiento del Palacio del Pardo para residencia de Jefes de Estado extranjeros dirigidas por los arquitectos Manuel del Rio Martínez y Juan Hernández Ferrero. La restauración del patio de los Austrias se acometió en 1987 con la misma dirección facultativa y la colaboración de Duarte Pinto Coelho en el interiorismo. Dio un mejor aprovechamiento al patio y lo realzó con la magnífica colección de tapices.


TEATRO REAL.


Foyer del Teatro Real con las columnas revestidas de madera de cedro del Líbano

Si hay un edificio madrileño con una vida azarosa, ese es el Teatro Real. Dicen los expertos que su buena acústica se debe en parte al terreno arenoso sobre el que se asienta, pero esa es a la vez la razón de haber sufrido tantas reformas, amenazas de ruina y cierres prolongados. 

La construcción en 1925 del Metro en el subsuelo de teatro y la explosión de un polvorín abandonado después de la Guerra civil han sido sin duda otros motivos para encontrarnos con la larga lista de cinco reformas a lo largo de su vida.

En la penúltima de ellas realizada en 1966, tras varias décadas cerrado, nos encontramos nuevamente con el arquitecto José Manuel González Valcárcel que reconvierte el teatro en Sala de conciertos.

Con los triples fastos programados para 1992 en Sevilla, Barcelona y Madrid, se cae en la cuenta de que nuestra ciudad no tiene una sala de ópera a la altura de una capitalidad cultural europea y en 1988 se inicia  la quinta y esperemos que última reforma del Teatro Real para reconversión en teatro de ópera.

Nuevamente se hace cargo del proyecto José Manuel González Valcárcel al que incorpora a su hijo Jaime. Las obras, de gran envergadura, durarían casi diez años con graves problemas presupuestarios. Madrid tuvo que apañarse con el Teatro de la Zarzuela, como ya venia haciéndolo antes, para su programación operística durante los actos culturales de 1992.

De 1993 a 1995 se hace cargo de la obra Francisco Rodríguez Partearroyo, no sin antes asistir en directo a la muerte de su antecesor por un infarto en 1992. Poco antes de finalizar las obras asiste también a la caída de la histórica lámpara central de araña sobre el patio de butacas. Este no sería el último acto del fantasma de la ópera que allí debe de habitar.

Partearroyo resolvió finalmente todos los complejos aspectos técnicos pendientes en la reforma pero no así los estéticos que fueron muy contestados. Introdujo una visión demasiado alejada de la concepción neoclásica del edificio. El juego de colores osados y materiales que proponía chocó frontalmente con una mentalidad madrileña más conservadora en lo estético y tradicionalmente poco amiga de innovaciones arriesgadas.


Salón Arrieta. Teatro Real

Se encargó a Duarte Pinto Coelho reconducir la delicada situación: Reutiliza mobiliario clásico de Patrimonio Nacional, entela paredes con ricos tejidos, encarga alfombras a la Real fábrica, recrea en definitiva lo que la gente quería ver en un teatro de ópera. Dicen que salvó el Teatro Real. 


Salón Felipe V. Teatro Real.


Este domingo pude comprobarlo. Nos ofrecieron dos entradas para la desconocida I due Figaro dirigida por Ricardo Mutti y no lo dudé un instante. No iba por allí desde el cierre de 1988, excepto a una reciente visita guiada. A pesar de la nostalgia que aún tenía por sus espacios de la época de los conciertos, lo que vi fuera de la sala no me defraudó nada y estaba a la magnífica altura de lo que escuché dentro.


Rotonda de Carlos III
Fuente de fotos: Nuevo Estilo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Rui Gomes da Silva, príncipe de Éboli.


Rui Gomes da Silva, príncipe de Éboli
y de Mélito, I duque de Pastrana .

Rui Gomes da Silva, más conocido como Ruy Gómez de Silva, (1516, Chamusca, Portugal - 1573, Madrid) fue paje de Felipe II durante la juventud del príncipe y llegó a ser su intimo y leal amigo y más fiel consejero durante gran parte de su reinado, por encima incluso del duque de Alba.

En 1526, con la edad de diez años, se trasladó como menino de Isabel de Portugal desde la corte lisboeta a Castilla con el séquito que acompañaba a la emperatriz, a cuyo servicio estaba como mayordomo su abuelo Rui Teles de Meneses. De familia noble, sus padres Francisco da Silva y Maria de Meneses e Noronha eran señores de Ulme y de Chamusca. 

Un año después nació el heredero y, a pesar de la diferencia de once años de edad, el menino de la emperatriz fue nombrado paje del príncipe tras la muerte de esta, naciendo así una profunda amistad. Cuando Felipe tuvo Casa propia en 1548, Rui es nombrado uno de los cinco gentilhombres de cámara del príncipe, iniciando así su carrera política.

Fue un inmejorable consejero y cómplice del príncipe en los momentos difíciles como el ocasionado por sus dos desdichados y primeros matrimonios de estado, primero con su poco agraciada prima hermana María Manuela de Portugal y después con su tía segunda María Tudor, al no contar con la misma suerte que tuvo su padre, el emperador. 

Al llegar el momento de casar a Rui con una dama de la nobleza castellana, Felipe se decantó por Ana de Mendoza y La Cerda, hija de los príncipes de Mélito, virreyes del Perú, de la poderosa familia de los Mendoza. Ana contaba con 12 años de edad, lo que no fue inconveniente para que se llevara a cabo el matrimonio en 1553. Al ser muy joven, permaneció cuatro años en casa de sus padres hasta la consumación del matrimonio. Tuvieron diez hijos en total.


Ana de Mendoza y La Cerda, princesa de Éboli.
Retrato de Alonso Sanchez Coello.

Convertido Felipe en rey, la confianza y los honores fueron aumentando nombrándole Sumiller de Corps, lo que aseguraba una mayor cercanía al rey, consejero de Estado y Guerra, intendente de Hacienda, contador y primer mayordomo del príncipe Carlos.

En 1557 España derrotó a Francia en la batalla de San Quintin. No se buscó la posterior humillación sino una reconciliación formalizada con el matrimonio de Felipe II con Isabel de Valois, la perla más hermosa de Europa.

Rui Gomes da Silva fue el hombre capaz de conseguir los recursos humanos y materiales necesarios para detener el desafio de Francia en la batalla de San Quintín como también  lo fue de organizar la Liga cristiana triunfante en la batalla de Lepanto contra los turcos.


Batalla de Lepanto. Museo histórico naval de Venecia

Para salvar el rígido protocolo de la corte y así poder tener el rey a su íntimo amigo junto a él con la más alta dignidad nobiliaria le concede en 1559 el título de príncipe de Éboli, villa napolitana cerca de Salerno.

El palacio Éboli en Madrid estuvo situado entre las calles de Bailén y Factor, por detrás del palacio de Abrantes de la Calle Mayor, muy cerca del real Alcázar.


El palacio de Éboli en el plano de Texeira.
 
La casa fué derribada hacia 1905 para ensanchar la calle Bailén. En su lugar hay unos jardines con el busto de Larra.


Situación del palacio de Éboli. Foto: Visitando Madrid 2009 vs 2012.

A este título unió el ducado de Pastrana, con Grandeza, donde fundó su mayorazgo y casa y las posesiones paternas de Chamusca y Ulme en Portugal. La villa ducal de Pastrana vivió entonces una época de esplendor con una floreciente industria textil, fundó con su esposa la Iglesia colegial (donde ambos están enterrados) y favoreció la fundación de los dos conventos carmelitanos por iniciativa de Santa Teresa de Jesús.


Santa Teresa de Jesús da el hábito a Juan Narduch y Mariano
 Azzaro. Óleo sobre lienzo. Museo Franciscano. Pastrana.
   

Los príncipes de Éboli. Detalle del cuadro anterior.

Realizó allí una profunda transformación urbanística con la construcción de un barrio de traza renacentista destinado a la industria creada. Su visión de la dignidad nobiliaria estaba más cerca de la dinámica de lugares comerciantes como Portugal, las repúblicas italianas y los paises del norte de Europa que del ideal nobiliario de apariencia y rentista que se impondrá en el siglo XVII en la España de Lerma.
Profesión de los primeros descalzos de Pastrana.
Óleo sobre lienzo. Museo Franciscano. Pastrana.


Los príncipes de Éboli. Detalle del cuadro anterior.

La influencia de Rui Gomes da Silva en la corte era tan fuerte que le llamaban Rey Gómez y se hablaba de un partido ebolista o pacifista, sustentado por los Mendoza, en disputa por el favor real con el partido albista o belicista, encabezado por Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba.

Eran facciones rivales en la corte de Felipe II con distintas concepciones sobre la resolución de los conflictos. Rui preferia la via del compromiso, la mesura y el pacto diplomático en la crisis de los Paises Bajos, características muy portuguesas, mientras que Alba confiaba más en la fuerza y la represión, opción política que fracasó posteriormente.

Tras la repentina muerte del príncipe de Éboli en Madrid en 1573, el partido ebolista siguió encabezado por Antonio Pérez, secretario del Rey y vecino de la propia princesa. Se inicia entonces una época oscura de conspiraciones que pertenece a otro capítulo diferente de la historia.



Placa situada en la fachada posterior del Palacio de Abrantes en la Calle de la Almudena

El ayuntamiento de Madrid dedica una placa al lugar donde estuvieron las casas de la princesa de Éboli. ¿Y las del príncipe?.

El título de Éboli se asocia siempre a la figura de su princesa. El caracter vehemente y caprichoso de ella y sus intrigas palaciegas en la corte de Felipe II la llevaron finalmente a ser condenada y morir recluida en su palacio de Pastrana. Se creó un fascinante personaje de leyenda que dejó en el olvido al príncipe de Éboli, el mejor amigo que tuvo el rey prudente.



                                                

martes, 13 de marzo de 2012

Carminho



Carminho ha pasado nuevamente por Madrid dejándonos parte del mistério que llevan su mirada y su voz en su último disco, Alma. Carmo Rebelo de Andrade, Carminho, una de las principales voces que encarna la nueva savia del fado, ha publicado el 5 de marzo su segundo album simultaneamente en Portugal, España, Finlandia y Suecia.

Carminho nació en Lisboa hace 27 años marcada por el fado, con una madre fadista, Teresa Siqueira y la música de Amália Rodrigues como banda sonora de su infancia. Tenía 12 años la primera vez que pisó el escenario del Coliseo de Lisboa y 24 cuando publicó su primer disco, Fado, en el verano de 2009.


Foto: carminho.net

En españa ha sido descubierta recientemente por el gran público gracias a su colaboración con Pablo Alborán con el que interpreta Perdóname (2011), número uno en las listas de éxitos. El pasado diciembre cantó con él en un abarrotado Palacio de los deportes de Madrid. A pesar de su corta carrera, Carminho ganó proyección internacional gracias a la colaboración con el director de cine Carlos Saura en su película Fados (2007), distribuida en todo el mundo.


Poster de la película Fados. Dirigida por Carlos Saura.

Su nuevo trabajo Alma continúa con ese estilo profundo y desgarrador para una cantante tan joven que nos ha conquistado. Un disco que suena a fados, guitarra portuguesa, baladas minimalistas y aires de Brasil.

Carminho pertenece a una nueva generación de cantantes, como Mariza o Ana Moura, que han dado nuevo brillo al fado, el género musical por excelencia de Portugal declarado el pasado noviembre por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 





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Agradecimientos por su colaboración al blog amigo De Lisboa a Barcelona y viceversa

domingo, 4 de marzo de 2012

La emperatriz Isabel de Avís y Trastámara (y II)


Emperatriz Isabel. Bronce de Leone Leoni.
Claustro de Los Jerónimos. Museo del Prado.
Foto: Pessoas en Madrid.


Continuamos con el recorrido por los escenarios madrileños que fueron testigos de la vida más cotidiana de la emperatriz Isabel.

EL ALCÁZAR DE LOS TRASTÁMARA
                                           
Desde 1528 Madrid y Toledo se irán perfilando como sus ciudades favoritas y será en unas Cortes celebradas en 1534 en Madrid donde se decida la conquista de Túnez. Debido a las largas ausencias del padre de los príncipes, corresponde a Isabel por esa época, ocuparse de su educación y de la elección de tutor. La elección no puede ser más acertada y recae en Juan Martínez Silíceo, catedrático en la Universidad de Salamanca.

Dibujo de J. Cornelius Vermeyen del viejo Alcázar. 1534.


El antiguo Alcázar de los Trastámara, su residencia en Madrid se encuentra en un lamentable estado de conservación. No hay espacio para alojar decentemente a todo el servicio y la emperatriz, en marzo de 1535 nuevamente en estado de gestación, se encuentra incómoda entre sus ruinosos muros. Un año antes había sufrido allí un aborto. 


Detalle del dibujo de J. Cornelius Vermeyen del viejo Alcázar. 1534.

De todo ello es consciente el emperador y cada vez es menor el interés por las zonas meridionales en favor de la región central de la península. En 1535 se comienza a hablar de las obras del Alcázar toledano. En 1536 se firma de cédula por la cual el Alcázar madrileño debía ser transformado de castillo en palacio con Luis de Vega y Alonso de Covarrubias como maestros de obras. En ese momento, la vieja residencia real era un conglomerado de construcciones de marcado acento defensivo que habían sido transformadas en el siglo XV.


Esquema de las sucesivas ampliaciones del Alcázar madrileño.

Alonso de Covarrubias plasma en un plano el proyecto de reestructuración configurando un edificio rectangular, defendido por torres, en cuyo interior se han establecido dos patios porticados, separados por un ala central que aloja una capilla y una escalera que será el germen de las llamadas posteriormente imperiales.


Planta del proyecto de reestructuración del alcázar de Madrid por Covarrubias

Como vemos en el plano, la escalera del ala central es la pieza que articula las diferentes funciones protocolarias dispuestas alrededor de los patios. Tiene entrada y salida desde ambos patios. El más pequeño, ya existente, para las oficinas y apartamentos del rey. El nuevo y mayor para la reina, príncipes e infantes.

Vista del patio de la reina con la escalera en el ala izquierda.

En 1540 se termina la primera fase de las obras destinadas a convertir la antigua fortaleza medieval en un palacio real. Nueve años más tarde concluía el patio grande y una portada de carácter triunfal previa demolición de la enigmática iglesia de San Miguel de la Sagra que obstaculizaba la entrada, como puede verse en los anteriores dibujos de J. Cornelius Vermeyen.

Detalle de la fachada principal de Covarrubias y Pardo.
Dibujo de A. V. Wingaerde. Biblioteca Nacional de Viena.


El Alcázar mantendrá este aspecto exterior hasta el comienzo de las nuevas obras de Felipe II en 1559 de gusto flamenquizante, con la Torre Dorada de Juan Bautista de Toledo  y otras de estilo más clasicista después.


El  Alcázar después de 1549 ya concluidas las obras de Carlos V.
A.V. Wingaerden/J. Hoefnagel. Detalle de una de las cuatro
"Vistas de Madrid". Biblioteca Nacional de Viena.

El Alcázar aún sin las intervenciones flamenquizantes de Felipe II
 
Ninguna de estas importantes reformas del emperador, pensadas en gran medida para la comodidad de su esposa, verá la emperatriz Isabel. En junio de 1535, un año antes de empezar las obras del viejo Alcázar, se traslada con sus hijos a un palacete extramuros cercano al Alcázar.

LA CASA DEL TESORERO IMPERIAL ALONSO GUTIERREZ

A la derecha, vista del monasterio de las Descalzas Reales,
antes palacio del Tesorero imperial Alonso Gutierrez. 1758.
  

Vista del monasterio de las Descalzas Reales. 1758.

El edificio era entonces la mejor residencia de Madrid, un lujoso palacete, sin duda más saludable que la vetusta residencia real.

A las dos semanas de terminar la mudanza, el 24 de junio de 1535 nace aquí el cuarto hijo de la emperatriz, ya que Fernando (el tercero y nacido en Toledo) murió a los seis meses de edad. Es otra infanta de nombre Juana y es bautizada en la capilla del palacio. Residencia que años más tarde, después de ser princesa de Portugal y de dar a luz en Lisboa al futuro rey Don Sebastián en 1554, convertirá en su refugio monacal.


Monasterio de las Descalzas Reales. Planta principal


Claustro del monasterio de las Descalzas Reales.

EL EPÍLOGO DE TOLEDO

Con motivo de las Cortes Generales convocadas en Toledo que han de tratar la inviable continuidad de la política universalista de Carlos V, el 23 de octubre de 1538 la familia queda instalada en la ciudad imperial. Las obras del Alcázar de Toledo no comenzarán hasta finales de 1542 por lo que se alojan en el Palacio de los condes de Fuensalida. Un nuevo embarazo frustrado le provoca un segundo aborto y una fuerte infección. La emperatriz fallece el 1 de mayo de1539 a los treinta y seis años de edad.

El emperador, abatido por el dolor, se retira al cercano monasterio de la Sisla. Una solemne comitiva presidida por un pequeño Felipe de sólo once años, transporta el féretro hasta la Capilla Real de Granada donde será enterrada en el Panteón Real dispuesto para la dinastía por voluntad de los reyes católicos. A medio camino es retirado el príncipe de tan triste comitiva.


Cenotafio de Carlos V. Pompeo Leoni. Basílica del Escorial.


Detalle de las figuras orantes de Carlos V e Isabel en bronce.

Al llegar a su destino y abrir el féretro para hacer solemne entrega del cadáver al cabildo de la catedral granadina, su estado de descomposición es muy avanzado y es cuando el marqués de Lombay y duque de Gandía, Francisco de Borja, fiel caballerizo de la emperatriz queda impactado por los efectos devastadores que la muerte ha provocado en la mítica belleza de su admirada señora y dice su célebre frase:


No puedo jurar que esta sea la Emperatriz, pero si juro que fue su cadáver el que aquí se puso. Nunca más serviré a Señor que se me pueda morir

Francisco de Borja ante el cadáver corrupto de Isabel de Portugal.
Jean-Paul Laurens.

Anunciando de esa manera su futura vocación religiosa. Al quedar viudo ingresó en la Compañía de Jesús y posteriormente fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X.

Apenas hubo retratos de ella que hicieran justicia a su belleza. Después de muerta, Carlos V encargó a Tiziano un retrato basado en las descripciones del propio emperador. La delicada obra terminada en 1548 acompañó al emperador hasta los últimos días de su vida en el monasterio de Yuste, aumentando aún más la leyenda de la refinada personalidad de esta soberana, única emperatriz entre las reinas de España. 


Retrato de la emperatriz Isabel por Tiziano.
Fuente: Museo del Prado.



ARTÍCULOS RELACIONADOS:
La emperatriz Isabel de Avís y Trastámara (I)



BIBLIOGRAFÍA


Reinas de España. Las Austrias. Siglos XV-XVII. María José Rubio. Ed. La Esfera de los libros. Madrid, 2010.
Arquitectura del Renacimiento en España. 1488-1599. V. Nieto, A. Morales, F. Checa. Manuales Arte Cátedra,2009.

D. Sebastião, rey de Portugal. Antonio Villacorta Baños-García. A Esfera dos Libros. Lisboa, 2006.