Jerónimo de Mascarenhas.Grabado calcográfico al buril por Pedro de Villafranca Malagón. Madrid, 1649 (27,5x18,6 cm). Col. particular (Barcelona). |
Durante este mes de noviembre, la península ibérica ha perdido dos importantes personajes netamente orteguianos ya que la vida de ambos obedeció a la auténtica concepción de la aristocracia definida por el autor de La rebelión de las masas.
Por un lado, a Dª. María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, XVIII duquesa de Alba de Tormes, de quien ya se ha dicho todo o casi todo y, del otro lado de la raya, a D. Fernando José Fernandes Costa Mascarenhas, XI marqués de Fronteira.
De Doña Cayetana solo recordaremos su parte de ascendencia portuguesa ya que su apellido materno Silva desciende directamente de Ruy Gomes da Silva, príncipe de Éboli.
De D. Fernando Mascarenhas, mecenas de la cultura y las artes a través de su Fundação das Casas de Fronteira e Alorna, es obligado recordar que deja un legado histórico-artístico ejemplarmente conservado y que descendía de un noble linaje al que también perteneció Doña Leonor de Mascarenhas, aya de Felipe II.
Estanque del palacio Fronteira. Santo Domingos de Bemfica. Lisboa. |
Pero queremos fijarnos en un ilustre y curioso antepasado de D. Fernando cuya vida estuvo muy relacionada con la corte madrileña de Felipe IV: Jerónimo de Mascarenhas.
Jerónimo de Mascarenhas (Lisboa, 1611 - Segovia, 1672), eclesiástico y escritor portugués, fue el sexto hijo de Jorge de Mascarenhas, marqués de Montalvão y primer virrey del Brasil, y de Francisca de Vilhena. Se doctoró en teología por la universidad de Coímbra.
Era canónigo de la catedral de esta ciudad cuando el 1 de octubre de 1640 se produjeron en Portugal las revueltas con las que comenzó el proceso de su independencia de España. Jerónimo de Mascareñas, como muchos otros nobles portugueses, tomó el partido hispanófilo contrario a su país, al no reconocer al nuevo Rey D. João IV. Por ese motivo tuvo que exiliarse en Madrid donde fue muy bien recibido y ampliamente recompensado por su posición política con una completa carrera eclesiástica y cortesana.
Fue nombrado caballero, definidor general de la orden de Calatrava, sumiller de cortina de Felipe IV (eclesiástico destinado en palacio para asistir a los reyes cuando iban a la capilla, correr la cortina del camón o tribuna, y bendecir la mesa real en ausencia del capellán y del procapellán mayor de palacio), miembro del Consejo de Órdenes y del Consejo de Portugal.
Al ser propuesto para obispo de Leiria y gran prior de Guimarães no pudo tomar posesión de ninguno de estos cargos ni disfrutar de sus rentas por la tensa situación política existente entre ambos países.
Después de las capitulaciones matrimoniales de Felipe IV con su sobrina doña Mariana de Austria en abril de 1647, Jerónimo de Mascarenhas fue nombrado capellán mayor y limosnero mayor de la casa de la futura reina, y en calidad de tal formó parte de la numerosa delegación que salió de Madrid en noviembre de 1648 para recoger a la novia en Viena y traerla a Madrid en octubre de 1649.
Más adelante ejerció también como tutor del futuro Carlos II y después de la muerte de Felipe IV, doña Mariana le recompensó presentándolo en diciembre de 1667 para el obispado de Segovia, siendo nombrado obispo por Clemente IX en abril de 1668. Murió en esa ciudad el Jueves Santo de 1672, en cuya catedral está enterrado. Hay que señalar que en la colección de retratos de obispos de Segovia no figura el suyo.
Dejó escritas varias obras, casi todas en castellano, la mayor parte de las cuales permanecen inéditas, llegando a publicar en portugués un breve opúsculo de época juvenil fechado en Lisboa en 1640.
Los escritos que pudo ver impresos son siete y se editaron en Madrid entre 1650 y 1665. Dos de ellos son relaciones de viajes o de campañas militares, otros tres son estudios históricos o jurídicos relacionados con la orden de Calatrava y los otros dos son hagiografías.
Esta discreta producción editorial no debe empañar su enorme tarea de escritor con trabajos en los campos de la crónica, las relaciones, la genealogía y la biografía.
Una parte de estos títulos se conservan en forma manuscrita en la Biblioteca Nacional de Madrid, procedentes de la Biblioteca del Duque de Uceda, la cual fue confiscada a su propietario por Felipe V en 1717.
Algunos de estos trabajos han sido publicados en época moderna, pero el grueso de los mismos permanece inédito. El fondo Mascarenhas de la Biblioteca Nacional comprende además un conjunto de manuscritos recopilatorios o de varios, compuesta por 51 gruesos volúmenes que configuran una monumental y enciclopédica recopilación de sucesos varios desde el año 1000 hasta el de 1669.
La personalidad de Mascarenhas se nos presenta como la de un gran bibliófilo o incluso como la de un esforzado grafómano que cultivó unos temas y unas curiosidades muy propias de su tiempo pero que hoy nos resultan muy poco atractivos, por lo que su figura como erudito e historiador aún espera un estudio detallado de su compleja producción literaria e intelectual.
BIBLIOGRAFÍA
Jerónimo de Mascarenhas retratado por Pedro de Villafranca. Bonaventura Bassegoda i Hugas. Universitat Autònoma de Barcelona. Departament d’Art, 1996. 08193 Bellaterra (Barcelona).
Recuerdos portugueses en Madrid. José María Sanz García. Instituto de Estudios Madrileños. 1992.
Magnífica y documentada entrada, sin olvidarnos de la introducción, que comparto enteramente contigo. Debió serle muy frustrante que buena parte de su obra permaneciera inédita y que, aún hoy, esta figura permanezca oculta, sin la difusión que merece. Esperemos que este post contribuya al reconocimiento que se merece.
ResponderEliminarAbrazos, Jesús
Muchas gracias Jesús. Esa vida de la corte no debía ser todo de oropel. Me la imagino como un gigantesco ministerio donde las intrigas y las zancadillas estaban a la orden del día y quizás, por ser un espíritu discreto, no supo "vender" bien su obra. A pesar de eso, ya le llegó cierto reconocimiento al ser nombrado obispo de Segovia.
EliminarUn abrazo
Interesantísimo post, Antonio. Por supuesto desconocía la existencia de don Fernando, y me parece una maravilla su legado, con esos jardines tan bellos. Y no digamos la de don Jerónimo... son impagables estos artículos tuyos que nos muestran las trastiendas de la Corte de Felipe IV (ya sabes que me encantan). Los de los oficios y cargos siempre me ha interesado, y no conocía el de sumiller de cortina... qué bonito :)
ResponderEliminarUn abrazo
Este post entra en la categoría de los "cortesanos" que ya se que te gustan tanto :) Yo también me quedé alucinado al leer las obligaciones del sumiller de cortina (correr la cortinilla de la tribuna, bendecir la mesa real, etc.). Es una época realmente increíble. En relación a Fernando Mascarenhas, es una pena que este verano no llegáramos a concretar una visita a su Fundación con una compañera y amiga suya de universidad que, al mismo tiempo, es antigua profesora, amiga y maestra de mi mujer.
EliminarGracias y un abrazo
Hola.
ResponderEliminarMi nombre es Luis David, y soy un lector habitual.
El caso es que hace poco he comenzado también un blog relacionado con la historia de Madrid, y quería preguntar si sería posible que me enlazarais en el vuestro para poder tener más visitas.
El enlace es: www.elmadridquenofue.blogspot.com
¡¡Muchas gracias de antemano y un saludo!!
Hola Luis David. Por supuesto, ya estás enlazado. Tu blog tiene muy buena pinta y además está muy relacionado con la arquitectura que, en realidad, es mi campo de trabajo. Ahora tienes que darme algo de tiempo para ir viéndolo, ponerme al día y comentarte de vez en cuando. ¡Mucho ánimo, vale la pena!
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