Cristiano Ronaldo recibió su tercer Balón de Oro (2008, 2013 y 2014) en la gala celebrada la semana pasada en el Palacio de Congresos de Zúrich (Suiza). El delantero portugués, con un 37,66%, superó a Messi (15,76%) y a Neuer (15,72%). Tras recibir una gran ovación al recoger el trofeo, dijo:
Quiero saludar a mi familia, a mi hijo, a mi madre. Agradezco a todos los que han creído en mí, a mi entrenador, compañeros, presidente… A todos los que me han ayudado en el Real Madrid.
Ha sido un año inolvidable a nivel de equipo y personalmente. Es algo único y me siento muy feliz. Esto me motiva para seguir como hasta ahora para intentar conseguir más títulos. Saludo también a mi padre, que está ahí arriba viéndome. Gracias también a la selección de Portugal y a todos los portugueses.
Es un momento inolvidable en mi carrera. No imaginé ganar el Balón de Oro tres veces. Espero no quedarme en esto, espero alcanzar a Messi, pero no me obsesiona. Quiero entrar en la historia del fútbol como el mejor, y esto se hace trabajando día a día.
¡Siiiiiiuuuuuu…!
Ese grito, estentóreo (que no ostentóreo, como diría J. Gil), grito de guerra, de celebración propia a sus compañeros (y fuera de lugar para muchos), era la liberación de un peso, de una presión anímica y física, el resultado de forzar su cuerpo más allá del límite recomendado por los médicos.
No hubo manera de frenar el deseo del futbolista de hacer méritos. No hubo forma de persuadirlo de que subirse al escenario de Zúrich por tercera vez podría costarle demasiado caro. Su meta, como quedó claro en su discurso, es conquistar dos Balones de Oro más y así superar los cuatro de Messi y poder gritar al mundo que él, Cristiano, es el mejor de siempre.
El tiempo corre en su contra, en contra de su cuerpo, y, sobre todo, de sus rodillas. Pero la llama no se apaga, porque Cristiano tiene también otras caras:
El orgullo que siente por su país y por su lengua que sabe exhibir en los momentos importantes. Allí, hay quien dice de él que es la única persona que da alegrías a los portugueses. Aquí podemos decir que hay alguien que nos pone contentos a portugueses y españoles (bueno, a parte de ellos) al mismo tiempo.
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Foto: Jorge Monteiro |
Dicen que ser padre le cambió su forma de ser, sus prioridades, que aceleró su calidad humana. Estamos seguros de ello porque se le nota en su actual actitud comprometida.
En el siguiente vídeo podemos ver el simpático gesto que tuvo con su hijo ante la llegada de Messi, ídolo también del pequeño Cristiano y compañero suyo ante todo.
Fuentes del texto:
El País
Real Madrid
Fuente de fotografías en Zurich:
Helios de la Rubia (web Real Madrid)
Agradecimiento:
A Teresa S. Lázaro, por su incentivo y participación en el post.