lunes, 23 de diciembre de 2013

¡Feliz Navidad 2013!

 


Si el minimalismo y la sencillez caracterizaron el Belén del año pasado para felicitaros la Navidad, este año toca tirar la casa por la ventana y mostraros el Belén más barroco que hay en Portugal. Está recién restaurado y se encuentra en la Basílica da Estrela de Lisboa. Abramos sus puertas para conocerlo mejor.


Belén  de la Basílica de la Estrella en la actualidad.


El Belén antes de la restauración

El Belén está formado por 500 figuras todas ellas trabajadas en terracota pintada y es una primorosa obra de arte del siglo XVIII ejecutada por Machado de Castro, escultor que en 1775 realizó la estatua ecuestre de D. José I que preside la plaza del Comercio de Lisboa.




 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Y con el realismo de estas escenas queremos desearos una feliz Navidad en compañía de vuestros seres más queridos y que el 2014 nos traiga renovadas fuerzas y nuevos valores para ir superando esta profunda crisis.




IMÁGENES:

FMR/Bertrand
Instituto Português de Conservação e Restauro

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Santa Engracia

  

En tiempos del emperador romano Diocleciano (285-305) se produjo una de las más crueles y violentas persecuciones a los cristianos. El Emperador envió como prefecto  de Hispania y gobernador de Caesaraugusta (actual Zaragoza) al cruel Daciano, quien hizo mártires a muchos cristianos que no renegaron de su fe.

Uno de estos mártires fue Santa Engracia, joven noble cristiana, nacida en Brácara Augusta (actual Braga, Portugal), provincia de Gallaecia, el año 285. Santa Engracia había aceptado desposarse con un jefe militar romano que vivía en el Rosellón de la Galia al que sus padres habían elegido, según la costumbre de entonces.


Con ese fin emprendió un largo viaje desde el actual Portugal acompañada de un numeroso cortejo de dieciocho caballeros, parientes y familiares suyos, cuyos nombres eran Lupercio (su tío), Optato, Suceso (su criada), Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frónton, Félix, Ceciliano, Evencitcio, Primitivo, Apodemio, Maturio, Casiano, Fausto y Jenaro (estos cuatro últimos tenían por sobrenombre Saturninos) para encontrarse con su prometido y contraer matrimonio cristiano con él.
 
Santa Engracia iba feliz porque tenía la certeza de que se cumpliría una revelación que había tenido, según la cual en ese viaje sufriría el martirio en defensa de su fe cristiana.

Al llegar a Caesaraugusta supo que, por orden del gobernador Daciano, cientos de cristianos eran sacrificados en la plaza pública. Santa Engracia se presentó, guiada sin duda alguna por el Espíritu Santo, junto a su séquito ante el gobernador y le reprochó con valentía su cruel e inhumana conducta.

El gobernador, desoyendo los reproches de la dama, intentó, con halagos y promesas, que renegase de su fe, recibiendo de ella la más firme negativa, pues Santa Engracia permaneció firme en su amor a Jesús.

Daciano se sorprendió ante la actitud enérgica de aquella bella dama de dieciocho años y ordenó furioso que la torturasen, junto a su valiente séquito, con una saña y crueldad inaudita al ver que su fe se mantenía firme.

La arrastraron por los cabellos tirada por un caballo, luego la azotaron en una columna que se conserva en la cripta de Santa Engracia en Zaragoza, con garfios le destrozaron todas sus carnes y, finalmente, viendo que aún conservaba su vida alabando y cantando al Señor, el tirano ordenó que le clavaran en la frente un clavo al rojo vivo para rematarla el 16 de abril del 303.

Con su heroico ejemplo, sus dieciocho acompañantes mostraron una actitud similar ante el tirano y este, airado, ordenó también que fueran degollados.

Los restos de Santa Engracia y sus dieciocho compañeros mártires reposan en la Cripta de la Parroquia de Santa Engracia de Zaragoza.


EN LISBOA Y EN MADRID

Las dos ciudades comparten el topónimo de Santa Engracia con unos orígenes urbanísticos muy similares.

La parroquia de Santa Engrácia de Lisboa fue creada en 1569 tras su separación de la de Santo Estêvão de Alfama. Sus terrenos se extendían por una zona rural de los arrabales (entre los barrios de Olivais y Santo Estêvão), extramuros de la muralla fernandina (1375) y junto a una de sus principales entradas, la Puerta de Santa Cruz.

Con este motivo, la infanta Dª María (1521-1577), hija de D. Manuel I, mandó construir en 1569 una iglesia en el lugar donde más tarde se levantaría la iglesia barroca de Santa Engrácia, actual Panteón Nacional desde 1916.

Panteón Nacional de Santa Engrácia.
Lisboa. Foto: Pessoas en Madrid


Por su parte, el madrileño barrio de Chamberí dedica a Santa Engracia una de sus principales calles. El barrio se sitúa sobre las tierras que durante la edad media pertenecieron a la Orden del Temple hasta su disolución a principios del siglo XIV.

Posteriormente pasarían a formar parte del Consejo de Fuencarral. Por esa época, estos terrenos estaban cubiertos de bosques y eran utilizados por miembros de la Corte para realizar cacerías.

Esa situación perduró hasta el reinado de Carlos I, momento en el que se empezaron a talar los bosques convirtiéndolos en dehesas y posteriormente en tierras de secano y eriales, a excepción de algunas huertas cercanas a arroyos, como los de San Bernardino, la Castellana, Cantarranas y Maudes.

Las huertas de Santa Engracia, Eloina y la huerta de España se explotarán hasta principios del siglo XX, manteniéndose la toponimia de estos lugares para dar nombre a alguna de las nuevas calles proyectadas para el ensanche de Madrid de 1857.
 

Inicio de la calle Santa Engracia (hacia el N-O) desde la plaza de
Alonso Martínez. Anteproyecto de Ensanche de Madrid. Plan Castro


La actual calle de Santa Engracia coincide con el histórico camino de Hortaleza, prolongación de la calle homónima que, al atravesar la cerca de Felipe IV por la Puerta de Santa Bárbara, pasaría junto a las huertas de Santa Engracia.

Puerta de Sta. Bárbara y camino de Hortaleza. Plano de Teixeira.

El 28 de marzo de 1939, tras la Guerra civil, el Ayuntamiento de Madrid cambió el nombre de ciento veinticinco calles y, pese a ser una santa cristiana y el nuevo régimen  autoproclamarse católico, la calle de Santa Engracia pasó a ser de Joaquín García Morato, as de la aviación nacional. En 1981, el Ayuntamiento de Madrid devolvió el nombre antiguo a veintisiete de estas calles, entre ellas a Santa Engracia.


AGRADECIMIENTO
A Antonio R. Rubio Plo, autor del magnífico blog Mundos de Cultura y Fe, por obsequiarnos con este ejemplar personaje.

sábado, 14 de diciembre de 2013

¡Cumplimos dos años!

F. Pessoa con veinticuatro mesecitos.
Foto: Casa Fernando Pessoa
 
Pues si, ya han pasado dos años desde que comenzó este proyecto bloguero y nuevamente queremos agradecer de todo corazón a los seguidores, lectores, los que comentan, los que no (pero-que-están-ahí), a las más de 45.100 vistas y a todos los amigos reales y virtuales porque sin ellos nada de esto sería posible.
 
Este último año de pessoas ha tenido la particularidad de habernos dado a conocer de cerca unas cuantas personas excepcionales, unos blogueros y otros no, unos lusófilos y otros no, unos totalmente desconocidos y otros reencontrados después de muchos años y que se incorporan, por derecho, al no menos excepcional y fiel grupo de simpatizantes pessoanos.
 
Analizando un poco las estadísticas vemos que hubo paridad de género -sin buscarla expresamente- en los personajes tratados. El número de temas actuales ha superado por muy poco a los históricos. Los seis países que más nos visitan ahora son España (como siempre con gran diferencia), seguida de Estados Unidos, Rusia, Alemania, Portugal y Méjico. La fuerte irrupción de Alemania este año, nos hace pensar en la ola emigratoria existente de madrileños hacia ese país.
 
Las sorpresas en relación a los temas más populares la encabeza el brutal adelantamiento que le hizo El Pastel de nata a la siempre ecuánime, discreta y bella emperatriz Isabel de Avis (triplicándole a esta en número de vistas) y la inesperada entrada en escena de la  muy enigmática y denigrada reina Juana de Avis (madre de la Beltraneja), arrebatando el tercer puesto de popularidad a la joven y prometedora fadista Carminho , adelantando a la cultísima y emprendedora reina Bárbara de Braganza, a mi muy querido San Antonio...
 
El análisis de estos extraños hechos lo dejamos en manos de analistas especializados que tengan paciencia y quieran investigar el caso porque nosotros no acabamos de verlo nada claro, aunque intuimos que por detrás de todo esto están, respectivamente, el gran poder de difusión de las redes sociales y el de popularización que tiene la televisión.    
 
Acabamos con un refrán portugués sobre los bebés que dice:

Ao ano andante, aos dois falante. (Al año andante, a los dos hablante)

Lo que nos da pie a pensar que todavía tenemos mucho camino por delante que recorrer y hablar sin desviarnos del objetivo inicial de ir superando clichés y suspicacias, de acercar culturas y sensibilidades, de conocer mejor la historia común de estos dos países ibéricos, de conocernos más.
 
Gracias de nuevo por vuestro gran apoyo y un fuerte abrazo a todos.




Coração de Viana. Joana de Vasconcelos
Foto: Museo Gucci. Florencia

martes, 10 de diciembre de 2013

Recuerdos de Portugal alrededor de mi antigua calle

 
 
Además del demolido Monasterio de los Ángeles, fundado por Leonor de Mascarenhas (1), los retratos del rey D. Sebastián del Monasterio de las Descalzas Reales (2) y el solar de la casa de la duquesa de Aveiro (3), al inicio y al final de nuestra antigua calle hubo hasta hace poco tiempo dos negocios bien distintos pero ambos con un marcado carácter portugués. ¿Serían todos estos hechos alguna premonición? 

En el primer tramo de nuestra antigua calle, entrando desde la Plaza de Santo Domingo, aún existe aunque muy reformado el Café Varela, uno de los históricos cafés literarios del siglo XIX donde una placa en su interior recuerda que allí escribía el último poeta de la bohemia madrileña Emilio Carrere.

Pero era bajo el café donde, en un semisótano con grandes ventanales apaisados, había un curioso y algo caótico negocio regentado por un portugués serio, alto y de maneras distinguidas que vendía antigüedades y porcelana china procedentes de la todavía colonia de Macao.  Aunque por aquel entonces le entendíamos fatal, entrar en su tienda tenía algo de misterioso y fascinante porque te transportaba, rodeado de dragones y figuras mitológicas a lejanos lugares nada seguros pero muy excitantes.

Recuerdo que poco antes de echar el cierre definitivo del negocio debido a la  rehabilitación total del edificio que lo convirtió en hotel, se veía frente a la entrada una espléndida silla de manos del siglo XVIII. Su interior estaba tapizado en brocado de seda y el exterior pintado en estilo rococó. El techo se remataba con una corona. ¿Cuál sería su procedencia, Macao, Lisboa? ¿A qué noble habría transportado? ¿Habría sobrevivido al terremoto de 1755 en Lisboa?



Y justo al final de la calle daba la fachada trasera del primer restaurante portugués de Madrid, Fado restaurante típico portugués. Tenía la entrada por la plaza de San Martín y aunque no he encontrado ninguna imagen del restaurante quedan aún muchos recuerdos de él en la memoria colectiva y en la mía en particular.

La fecha de su apertura es muy incierta y aunque la publicidad que hay por la red es de la década de 1960, su propietario nos llegó a contar que en el restaurante cantó una joven de 22 años llamada Amalia Rodrigues y ese dato nos llevaría al año 1943, en plena posguerra. El local fue una de las primeras obras madrileñas del decorador Duarte Pinto Coelho al reformarlo en la década de los 50 en el más puro estilo de una casa de Fados de los barrios castizos de Alfama o Morería de Lisboa.

Recuerdo su tejadillo sobre grandes vigas y ménsulas de madera, elemento muy típico sobre el portón de acceso en estas casas, el zaguán empedrado a la entrada, las viguerías de madera del techo, el pequeño escenario situado al fondo del local y cómo todas las ventanas de las fachadas estaban recercadas con auténtico azulejo portugués azul y blanco del siglo XVIII.




... y un poco de arqueología urbana siguiendo la estela de Rafael Martín Moyano, autor del magnífico blog La Muralla Reciclada y casualmente antiguo alumno del colegio San Ignacio Obispo, situado sobre el restaurante.


Al igual que ocurrió con el local que abría estos recuerdos, la necesaria rehabilitación de la finca de finales de los noventa para convertirla también en hotel provocó el cierre de tan histórico restaurante y el del Colegio San Ignacio Obispo, que ocupaba la planta superior.

Fachada a la plaza de S. Martín. Foto: Ayuntamiento de Madrid

Fachada a la plaza de S. Martín después de la rehabilitación

Durante el proceso de reestructuración quedaron al descubierto fábricas de ladrillo y pedernal en las fachadas de planta baja que denotan un origen muy antiguo de la finca.

Antigua entrada al restaurante Fado por la plaza de S. Martín.
Foto: Ayuntamiento de Madrid

Entrada actual al local por la plaza de S. Martín
 
Fachada actual del local a la calle de Trujillos

La rehabilitación se ha quedado, a nuestro entender, algo incompleta a la hora de recuperar y poner en valor este material calificado -muy acertadamente por Rafael Martín- de arquetípico madrileño, relegándolo a la fachada posterior de estos bellísimos muros con tanta historia...

Fachada lateral a la calle de la Flora.
Foto: Ayuntamiento de Madrid

Fachada actual a la calle de la Flora

 ... y que pertenecen, con toda probabilidad, a la finca señalada en el plano de Teixeira cuya morfología no ha variado casi nada desde 1656.




ACTUALIZACIÓN. JUEVES 12 de diciembre de 2013

Rafael Martín Moyano nos comunica amablemente que, tras comprobarlo in situ, la mampostería de los muros citados es de piedra caliza y no de pedernal, como podría parecer en las fotografías. ¡Aquí no hay muralla reciclada!


Foto: Arte en Madrid

Por otro lado, Mercedes Gómez nos facilita una espléndida fotografía de la inscripción existente en el dintel de un vano de la finca colindante a la del antiguo restaurante. Si observamos la diferencia entre la forma que tenía el solar en el plano de Teixeira (1656) y en el Espinosa (1769) podemos deducir, a priori, que en 1660 la manzana nº 400 sufrió una regularización por su lado Este, pasando de formar una "L" a un triangulo rectángulo en cuyo nuevo lado está el vano de la fotografía.


Manzana nº 400 en el plano de Espinosa de los Monteros. 1769

P.D.
Agradecería muchísimo la aportación de cualquier fotografía del antiguo restaurante Fado que ayudase a ilustrar mejor estos recuerdos. 

martes, 3 de diciembre de 2013

Gaspar Barreiros

Portada de la obra.

El gran humanista y franciscano Gaspar Barreiros (Viseu 1515-1574) era sobrino del célebre historiador João de Barros, cronista de los descubrimientos y conquistas marítimas de los portugueses. Alentado por su tío, quien se ocupó de su erudita educación, Gaspar fue enviado a Italia como embajador de Portugal por el infante cardenal D. Enrique en gratitud al papa Pablo III por el capelo cardenalicio que este le había concedido en 1546, durante el reinado de su hermano D. João III (1502-1557).

Como cronista y cartógrafo aprovechó ese largo viaje, que comenzaba en Badajoz y terminaba en Milán, para escribir una larga descripción de los lugares por donde pasaba con el título de Chorographia y que hace parte de la extensa literatura de viajes del siglo XVI. El largo título completo de la obra dice, en un bello y arcaico portugués:

Chorographia de alguns lugares que stam em hum camino, que fez Gaspar Barreiros ó anno de M.D.XXXXVI, começãdo na cidade de Badajoz em Castella, te á de Milam en Italia, cõ algúas outras obras, cujo catalogo vai scripto com os nomes dos dictos jugares, na folha seguinte.


El original de la obra se escribió quince años antes de que la villa de Madrid, por donde pasó, fuese sede de la corte y se editó en Coimbra en 1561, cuando nuestra ciudad ya era capital permanente de la monarquía española y en Portugal, durante la minoría de edad de D. Sebastián (1554-1578), nieto del fallecido rey, el cardenal infante D. Enrique se disputaba la regencia con su cuñada Dª. Catarina de Austria.

1ª página del relato madrileño de la obra.

Gaspar Barreiros dedica a Madrid seis páginas repletas de datos interesantes donde asegura que hay boas fontes e muitos poços, que por entonces era una villa de 4.500 vecinos poco más o menos con unos 20.000 habitantes reales en total (aunque se queja de que siempre le exageran el número de vecinos de los pueblos que visita) y que al estar en alto parece más grande de lo que en realidad es.

Describe algunos de los conventos más importantes de la época, especialmente el de monjas de Santo Domingo el Real, el de San Francisco y el de Los Jerónimos; cita algunos enterramientos que hay en ellos como el del rey D. Pedro de Castilla en el primero de ellos y el de la reina Juana de Castilla, esposa de Enrique IV, en el segundo; encuentra Madrid en una comarca de mucho pan, vino, aceite, caza, frutas y ganado, de tener buenos aires, fértil y abastecido de todas las cosas por lo que reside en ella muchas veces la corte.

Murallas y puerta de la Vega en el plano de Teixeira. 1656.


Le contaron que tenía 130 torres y observa, al igual que Juan de Mena, que sus murallas y casas principales son de tapial con base de pedernal que da chispas y plantea el tema casi mítico de que sea la Mantua carpetana  descrita por  Ptolomeo también disputada por entonces por Villamanta, pueblo que confiesa no haber visitado.

 
"MANTUA CARPETANORUM SIVEMATRITUM URBS REGIA"
Leyenda del plano de Teixeira. 1656.


En la cuestión de orígenes y leyendas sigue a Lucio Marineo Sículo (1445-1533), humanista de los Reyes Católicos, aunque polemiza con él sobre los orígenes del papa S. Dámaso (contemporáneo de S. Jerónimo) y de S. Vicente y sus hermanas, las santas Sabina y Christeta.

Donde Lucio Marineo dice que S. Dámaso es natural de la villa de Madrid, Gaspar Barreiros asegura que lo es de Gimarães y donde el primero dice que S. Vicente y sus hermanas eran naturales de la ciudad de Ávila, el segundo asegura que eran de Évora, donde estuvo su casa natal convertida más tarde en iglesia, mientras que Ávila fue el lugar donde padecieron martirio.

No deja de ser curiosa la existencia de múltiples similitudes entre las amuralladas ciudades de Évora y Ávila, desde la toponímica a la espiritual pasando por la morfológica,  topográfica, etc.

Grabado de la obra.

 
En la época en que fue escrita la Chorographia los mapas ptolemaicos estaban en pleno auge y fue el papa Pablo III quien encargó a Barreiros revisar y corregir sus tablas lo que da aún más valor a sus comentarios sobre los 29 lugares españoles que recoge en su viaje.

Grabado de la obra.

 
En 1891 Gaspar Barreiros es citado por F. Picatoste en Apuntes para una biblioteca científica española del siglo XVI a propósito de otra de las obras más conocidas de Barreiros titulada Observaciones cosmográficas de muchos lugares marítimos de España con todos sus cabos y promontorios, en la que se anticipó a su paisano João Baptista Lavanha.

Colofón de la obra.




BIBLIOGRAFÍA

Recuerdos portugueses en Madrid. José María Sanz García. Instituto de Estudios Madrileños. 1992.
Chorographia. Gaspar Barreiros.

IMÁGENES: Biblioteca de la Universidad de Sevilla. Fondo antiguo.

martes, 26 de noviembre de 2013

Fernando Pessoa en Madrid



En estos tiempos de crisis, de desasosiego, en los que la clase dirigente apuesta por un modelo de desarrollo del tipo Las Vegas a costa de lo que sea, donde se considera que el patrimonio histórico es una losa para el crecimiento económico (sic), donde la pervivencia del estudio de las humanidades en las escuelas se pacta -que no debate- en los pasillos de las sedes parlamentarias, donde no interesa que se piense y donde ya se oyen lamentos porque el turismo viene menos a nuestra Comunidad, ha  llegado a Madrid, por unas horas, al menos en espíritu, Fernando Pessoa.

Sosegadamente, de la mano de las actividades de una XI Mostra Portuguesa que apuesta por el diálogo cultural, se han reunido en una acogedora sala de tamaño medio, con asientos apilables, llegados desde Lisboa y Palma de Mallorca, dos grandes intelectuales simplemente para hablar de Pessoa. Alrededor de ellos un público muy variado, desde diplomáticos hasta estudiantes, pero todos con el mismo brillo en los ojos que da la sed de cultura, el placer de querer aprender, de saber más. No había políticos.

Se habló de la última edición traducida al español del Libro del desasosiego, en el que Pessoa trabajó toda su vida. Es una obra inacabada e inacabable, un universo entero en expansión cuyo valor literario y vital es infinito. En sus páginas está la representación de todo un mundo, como ocurre en la obra de otros escritores renovadores como JoyceKafka, por cierto, todos ellos  pertenecientes a las periferias de esta Europa centralizadora. No vimos políticos.

Se quiso saber más de los heterónimos y los semi-heterónimos pessoanos (como este Bernardo Soares, falso autor del libro, que es, según Pessoa, "un semi-heterónimo porque no  siendo mía la personalidad, es, no diferente de la mía, sino una simple mutilación de ella"), de la presencia de la locura en el arte y de la necesidad de conocer las múltiples personalidades que podemos llegar a ser. No había políticos.

Se expuso una interesante primicia sobre la hipotética amistad entre Fernando Pessoa y Jorge Luis Borges, basada en las entrevistas dadas por este último en Lisboa. Se recordaron los desencuentros entre PessoaUnamuno, con las lenguas como tema de fondo. El contacto existente entre un joven Pessoa y Ramón Gómez de la Serna y el deseado, nunca ocurrido y que tantas cosas habría cambiado, entre Pessoa y Federico García Lorca. No vimos políticos.

Entre muchos más temas, se abordó el de la decadencia y el posterior Regeneracionismo de comienzos del siglo XX. En Portugal, Pessoa y muchos otros intelectuales se pusieron manos a la obra encabezando los movimientos de vanguardia. Estaba todo por hacer, comenzando por la que debía ser la nueva clase dirigente, por las élites. Si a la aristocracia de la sangre le había sucedido la del dinero, entonces era el momento de que dirigiera la élite del pensamiento. Para Pessoa serían los poetas, para Ortega y Gasset, desde España, los filósofos. Ninguno andaba desencaminado y, ¡naturalmente!, no asistió ningún político.

Cerró la charla un colofón de lo más lusófilo posible al recordarnos que si Luis Vaz de Camões había inaugurado la literatura de la edad moderna con la epopeya Os Lusiadas (1572), si agotada ya la era moderna, Fernando Pessoa es el último gran representante de este ciclo literario, ahora le tocaría, otra vez, a un poeta portugués abrir el nuevo periodo renovador del pensamiento en Europa. Se abrió una ronda de preguntas entre un público interesado y ávido por conocer.

Texto: Antonio Iraizoz      

miércoles, 20 de noviembre de 2013

La duquesa de Aveiro

 

La duquesa de Aveiro, por Francisco Ignacio Ruiz
 de la Iglesia. 1693-1704. Museo del Prado.

En el Museo del Prado encontramos uno de los cuatro retratos que el testamento de D. Joaquín Ponce de León, VII duque de Arcos menciona de su madre Dª María Guadalupe de Lencastre y Cárdenas (1630-1715), VI duquesa de Aveiro.

En él aparece de medio cuerpo, vestida de viuda, teniendo en la mano izquierda una doble cruz de plata y, como dijo Diego Angulo, acusa en su semblante el cruel paso del tiempo. Con posterioridad, el retrato se inscribió en un marco pintado de forma oval con la inscripción DECUS INMORTALE TUORUM AETATISUAE 85 (Alcanzó la gloria inmortal, a la edad de 85).

Nos encontramos ante un personaje netamente ibérico que, en pleno periodo barroco, tuvo fama de connoisseur, de poseer una gran cultura visual nada común entre las mujeres de su rango y una profunda religiosidad, según cuentan Palomino y numerosos testimonios de la época como Saint-Simon, sor Juana Inés de la Cruz, el jesuita Eusebio Francisco Kino, los virreyes de México o Barbosa Machado.

María Guadalupe pertenecía a una de las familias portuguesas de mas grande alcurnia, los Lencastre (también escrito Alencastre, Lancastro, Láncaster), descendientes del rey D. João II (1455-1495). Nacida en el palacio de los duques de Aveiro en Azeitão, era hija de D. Jorge de Lencastre, duque Aveiro y de Torres-Novas y de su segunda mujer, la española Dª Ana María de Cárdenas y Manrique de Lara, duquesa de Maqueda.

Su hermano D. Raimundo, IV duque de Aveiro, tomó el partido de Felipe IV después de la sublevación de 1640, teniendo que pasar a España en 1659, por lo que su casa y bienes fueron confiscados por la corona portuguesa en 1663. Cinco años mas tarde se restituyeron todos los títulos en D. Pedro de Lencastre, tio de Raimundo y de María Guadalupe.

En 1660 María Guadalupe se instaló en España acompañando a su madre, donde echó raíces y se casó cinco años más tarde con D. Manuel Ponce de León (1633-1693), VI duque de Arcos. Un año después de su matrimonio, María Guadalupe hereda todos los títulos de su hermano Raimundo, muerto sin sucesión. Poco después muere en Portugal su tío D. Pedro y reclama judicialmente a la administración portuguesa el título de Aveiro que le será finalmente reconocido en 1679.

Así, desde el principio de su matrimonio se encuentra a la cabeza de un importante patrimonio propio, independiente del de su marido. Esto le permitió realizar sus principales proyectos como eran la evangelización de regiones lejanas (China, Japón, Filipinas, América) y los que tenían que ver con una curiosidad intelectual que abarcaba todas las áreas del conocimiento como lo demuestra su impresionante biblioteca, sin rivales en su época.

María Guadalupe murió en olor de santidad en Madrid, en su casa de la Calle del Arenal esquina al actual callejón de San Ginés, en el lado opuesto al de la Iglesia de San Ginés, el 7 de febrero de 1715 y fue enterrada en el Monasterio de Guadalupe (Cáceres), del que ella y su familia eran benefactores, junto a su madre y hermano.



Casa de los duques de Arcos, junto a la iglesia de San Ginés en 1656,
 cuatro años antes de su llegada a Madrid. Plano de Teixeira.
 
 
Túmulo de la duquesa de Aveiro. Monasterio de Guadalupe. Cáceres.


LA PINTURA

Palomino atribuye a María Guadalupe en el primer tomo de El museo pictórico y escala óptica, publicado el año de la muerte de la duquesa, una gran pericia en la comprensión de la pintura, tanto teórica como práctica.

Su casa de la calle del Arenal poseía una notable colección de pintura con obras de Brueghel el joven, Corregio, Luca Giordano, Seghers, Van Dyck, Paul de Vos, Snyders, así como de los españoles Carreño, El Greco, Morales, Murillo, Ribera y Velázquez.

De su propia autoría se conocen dos retratos realizados en 1651, durante su etapa lisboeta, del padre teatino Alberto María Ambiveri, otro de Nuestra Señora de la Piedad, una Virgen María y varios temas sagrados para diferentes conventos de Lisboa en 1655.

Además del retrato de la duquesa de Aveiro con el que iniciamos el artículo, existe otro de 1682 en la antesacristía del monasterio de Guadalupe que no puede contrastar más con el primero. Está representada bastante joven, sin aparentar los 52 años que tendría y figura acompañada de sus tres hijos. Todos los personajes visten garbosamente a la moda de la corte de Carlos II.
 
Retrato de María Guadalupe, duquesa de Aveiro,
 Maqueda y de Arcos con sus tres hijos. 1682.
Autor desconocido. Monasterio de Guadalupe.


LA BIBLIOTECA

Antonio de Zamora y Saúl Rada Ragozi aseguran que la duquesa de Aveiro habló seis lenguas y tenía conocimientos de Filosofía, Teología Moral y Escolástica, Historia, Cosmografía, Esfera y Mapa. De hecho formó una biblioteca excepcional que, como suele ocurrir con bastante frecuencia, su hijo D. Joaquín Ponce de León y Lencastre no supo mantener y dispersó.

Se conserva el manuscrito de su inventario compuesto por 120 folios agrupados en nueve secciones cuyos títulos sugieren una tentativa de distribución por materias. La biblioteca estaba compuesta por 4374 volúmenes publicados en todos los centros libreros de Europa y América.

Capítulo especial merecen los diez diccionarios de lenguas muertas-lenguas vivas, cinco gramáticas europeas, una del cumanagota (idioma nativo del Caribe), dos de biblioteconomía así como catálogos e inventarios de otras conocidas bibliotecas y librerías.

Su biblioteca corresponde, según Luis Miguel Enciso Recio, al modelo de biblioteca barroca con predominio de contenidos religiosos con la huella del catolicismo tridentino.

Cabe destacar dos grupos de obras que por si solos justifican la fama de connoisseur de la que habla Palomino: los veintitrés libros de emblemática y los doce tratados artísticos, encontrándose en este último grupo los tratados de Alberti, Durero, Lomazzo, Palladio, Vasari, Barozzi y Vitrubio, entre otros.

Idea de un Príncipe político Christiano. Empresa V.
 Diego de Saavedra Fajardo. Ámsterdam. 1659.
(Libro de Emblemas nº 20 en la relación de Luis de Moura
 sobre la biblioteca de la duquesa de Aveiro)

De Architectura. Vitrubio. Edición de 1567.
(Nota: El tratado nº 12 de la relación de Luis de Moura
sobre la biblioteca de La duquesa de Aveiro era un
 Vitrubio editado en Amsterdam de 1649)  



BIBLIOGRAFÍA

María Guadalupe de Lencastre (1630-1715). Cuadros, libros y aficiones artísticas de una duquesa ibérica. Luís de Moura Sobral. Quintana Nº 8. 2009

Mujeres peninsulares entre Portugal y España. María Isabel Barbeito Carneiro. Península. Revista de Estudos Ibéricos. nº 0. 2003.

Deleitando enseña: Una lección de emblemática. Exposición de la Universidad de Navarra. 2009.