Esta silla de manos es, sin duda, uno de los ejemplares mas cualificados de este tipo de transporte en las colecciones europeas de vehículos antiguos.
Era utilizada, generalmente por señoras, se accedía a su interior por la parte delantera, tenía asiento para una persona y era sostenida por dos hombres mediante dos largueros laterales pasantes por unos aros metálicos fijados a los costados.
Bárbara de Braganza, que con el paso de los años y su debilidad por los dulces conventuales aumentó excesivamente de peso (¡cuidado con estos días!), debió tener problemas de mobilidad, tuvo a su servicio esta silla de manos para desplazarse por los jardines, donde también se utilizaban coches de paseo, y por dentro de los palacios.
Corrado Giaquinto (1703-1766), italiano residente en Madrid en 1753, es el autor de la decoración pictórica de esta pieza, estando todos los paneles enmarcados en talla dorada con formas sinuosos de estilo rococó. En todos los paneles hay angelotes revoloteando que aluden a la caza, la recolección de la fruta y el placer.
En el panel posterior del vehículo se exalta a la soberana: inscritos en un círculo de flores, palmas y niños alados, destacan dos que sujetan una corona de laurel. La pertenencia a la Casa Real se refuerza con la corona de talla dorada sobre el tejadillo.
Espero que hagáis el tránsito al nuevo año 2015, si no sentados en una silla de estas características, por lo menos con la dignidad de unos reyes contemporáneos y con la alegría que todos nos merecemos.
¡Feliz año Nuevo!
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Fuente del texto y fotos:
Museu da Fundação Calouste Gulbenkian