miércoles, 20 de mayo de 2015

Conferencia: El puente sobre el arroyo de la Torre


La próxima semana  salimos de nuestro medio habitual para dar una conferencia sobre otro tema que nos apasiona y sobre el que estamos involucrados cada vez más: la Conservación y Protección del Patrimonio histórico.

El tema elegido es sólo aparentemente local ya que estas seis humildes y raras piedras de Torrelodones hacían parte de un plan de infraestructuras estatal diseñado en tiempos de la Ilustración.




Se trata de parte de los restos del pretil del puente del siglo XVIII que salvaba la vaguada formada por el arroyo de la Torre en su cruce con el antiguo camino de Valladolid. Otros restos del pretil histórico fueron recompuestos durante el siglo XX a la altura del nº 22 de la actual Avda. de Valladolid, su antiguo emplazamiento. 
Con la suma de ambos restos y la consulta de cartografía histórica se consigue hacer una disposición hipotética de la forma que pudo tener el puente y se propone una recreación ornamental de dichas piedras en un nuevo emplazamiento con gran valor paisajístico.
El posterior análisis de cartografía histórica y la localización de otros puentes coetáneos existentes en el mismo camino histórico confirman la importancia de los restos al pertenecer a un plan de construcción en serie de piezas para puentes dentro de un proyecto general de comunicaciones desde Madrid.




¡Os esperamos!

martes, 12 de mayo de 2015

Almada Negreiros en la Fundación Juan March (1983-1984)


En el cambio de año entre 1983 y 1984 la Fundación Juan March ofreció una completa exposición sobre nuestro muy admirado artista polifacético portugués José Almada Negreiros.




Se trató de una triple exposición, correspondiendo a las tres facetas principales de la obra de Almada. La primera incluyó 15 óleos realizados entre 1913 y 1957, 12 gouaches de los años 1930 y 1948, 25 dibujos pertenecientes al período comprendido entre 1911 y 1950 y 2 tapices. 


Un segundo bloque de la muestra ofrecía documentos sobre su actividad en el campo del teatro; y el tercero, bibliografía de obras escritas por Almada. 


En la organización de la exposición colaboraron los Ministerios de Asuntos Exteriores y de Cultura de Portugal (que editaron el catálogo) y la Embajada portuguesa en Madrid.


Pero hoy no queríamos fijarnos en su expresión plástica -perteneciente a la época de las vanguardias, la misma a la que perteneció su amigo Fernando Pessoa y el grupo de Orpheu- sino en su pensamiento.


Repasando el catálogo de dicha exposición y gracias al magnífico portal de la Fundación Juan March que ofrece todos los catálogos editados desde 1973, encontramos parte del esclarecedor y siempre visionario pensamiento de Almada, esta vez sobre el iberismo y la civilización peninsular ibérica. Dice así:

Civilización Ibérica, sí. Siempre. 
Unión Ibérica, no. Nunca. 
Aljubarrota + Toro = 0 
Península Ibérica = España + Portugal. 
La Península Ibérica ha sido ya la cabeza del mundo con la fuerte España y el heroico Portugal. La Península Ibérica hizo América Latina. 
La Península Ibérica derramó por toda la tierra la sangre de España y los hitos en piedra de Portugal. 
Quedaron para siempre en el mundo Portugal y España. Por primera vez en la Historia, dos pueblos independientes realizan una misma y única civilización: Portugal y España crearon la Civilización ibérica. 
El litoral de la tierra y las inmensidades de los mares quedaron por primera vez prácticamente unidos a lo Universal por la iniciativa y los hechos de los portugueses. Después, los españoles participaron grandemente del Secreto portugués, con una expansión ultramarina al lado de la nuestra. El descubrimiento de los caminos de los mares, el descubrimiento de los Nuevos continentes, y el del perfil de todos los litorales y la primera vuelta al Mundo, hechos por portugueses y españoles, fueron el primer material para la unidad política de la Tierra. 
La dualidad Portugal-España es, en fin, el secreto de la vitalidad de la península ibérica y de su civilización. 
Portugal y España son dos opuestos y no dos rivales. Los opuestos son complementos iguales de un todo. Este todo está representado geográficamente por la península ibérica y en espíritu por la civilización ibérica. 
La primera parte de la misión de la civilización ibérica se cumplió ya: el imperio colonial portugués y el imperio colonial español, América Latina, y la sangre portuguesa y española extendidas por el mundo entero. 
La segunda parte de la misión de la civilización ibérica empieza en nuestros días: crear la cultura del entendimiento portugués y la del entendimiento español, no sólo para los actuales peninsulares sino también para todos los originarios de nuestra civilización común y dual. 
Además, pesan sobre las actuales generaciones portuguesa y española las respectivas y comunes responsabilidades de crear los nuevos colaboradores peninsulares del conjunto europeo y del universal. 
Cada portugués tendrá que ser más portugués que nunca frente al español más español que nunca y, sobre todo, portugueses y españoles tendremos que ser más portugueses y españoles que nunca, frente al alemán más alemán que nunca, al inglés más inglés que nunca, al francés más francés que nunca, al italiano más italiano que nunca, al ruso más ruso que nunca, en fin, a todo y a cualquier pueblo más nacional hoy que ayer, más él mismo hoy que nunca. 
Revista Sudoeste, n.0 1, 1935.

Por nuestra parte no queda nada más que decir, sólo, tras quitarnos un imaginario sombrero: ¡chapeau, Almada!




FUENTE
Fundación Juan March

martes, 5 de mayo de 2015

Francisco de Melo de Braganza y Castro

Francisco de Melo de Braganza y Castro

Francisco de Melo de Braganza y Castro, I conde de Assumar (Estremoz, 1597 - Madrid, 1651) fue un diplomático y militar portugués al servicio del rey Felipe IVTras iniciar muy joven su carrera en la corte española, fue aumentando poco a poco su influencia hasta que, ganada la confianza del Conde-Duque de Olivares, fue destinado a responsabilidades diplomáticas de gran peso.

A pesar de tener una capacidad militar muy limitada -ya que sus únicos éxitos sólo llegaron de la mano de Jean de Beck- sirvió como Capitán general de los tercios españoles de Flandes. También fue gentilhombre de cámara de Felipe IV

Desempeñó misiones diplomáticas en Italia y Alemania, participó en la Guerra de los Treinta Años, fue virrey de Sicilia entre 1639 y 1641 y gobernador de los Países Bajos y Milán entre 1641 y 1644.

Su participación en la batalla de Rocroi en 1643 marcó el punto final de la hegemonía militar del Imperio Español y el ocaso de su columna vertebral: los soldados veteranos de los Tercios de Flandes. Esta vez Jean de Beck llegó tarde a dicha batalla y las carencias de Francisco de Melo se hicieron evidentes sufriendo la derrota en las Árdenas, siendo el primer gran fracaso de los tercios españoles ante el príncipe de Condé.


Jean de Beck
Francisco de Melo de Braganza perdió también Thionville en 1644 a manos de los franceses, por lo que tuvo que dimitir de su cargo y ser sustituido por Manuel de Moura y Corte Real, hijo de Cristovão de Moura e Távora, I marqués de Castel-Rodrigo, incorporándose al Consejo de Estado en Madrid.

Pasó a ser Virrey de Cataluña y Aragón en 1645 pero su desastrosa actuación ante los franceses y los catalanes perdiendo Tortosa aconsejó su sustitución por el conde de Lemos, en lo que pudo influir la caída de su protector el Conde duque de Olivares en 1643, quien murió dos años después.


Aun así, con todos estos antecedentes, el 7 de septiembre de 1646, Felipe IV le concedió el marquesado de Vellisca y de Tordelaguna, título nobiliario creado para él por el monarca, que hace referencia a la localidad de Vellisca (Cuenca). Posteriormente, al título le sería concedida la Grandeza de España por Carlos III el 15 de diciembre de 1771.

¿Cómo se pueden explicar estos hechos, la concesión de reconocimientos tras una larga concatenación de fracasos? Sólo como agradecimiento a lealtades. 

No podemos olvidar la situación que se produjo tras la rebelión de Portugal de 1640 y la sublevación de los Braganza, al tener que intervenir Francisco de Melo en la prisión del Infante don Duarte, hermano del duque de Braganza coronado como D. João IV. 

Todo ello desató una campaña de propaganda de los portugueses, ayudados por los demás enemigos de España, considerando a Francisco de Melo traidor por haber olvidado su parentesco con la casa de Braganza y permanecer fiel a la causa del Rey de España.

Su palacio de C/ Relatores esquina C/ Atocha

En Madrid se dedicó a ampliar su casa-palacio con torre esquinada en la calle Relatores, con vuelta a la de Atocha, frente al impresionante y desaparecido convento de la Trinidad (primera sede de la pinacoteca y biblioteca nacionales).

No llegó a disfrutar mucho tiempo de su casa pues murió en 1651 sin haber llegado a cobrar nada de las mercedes que Felipe IV le concediera en Flandes, aunque su cicatera administración en Aragón le permitió rehacer su fortuna, tras solo un año de virrenato.

Se casó con Antonia de Vilhena Sousa (Oporto 1601 - Madrid 1625), hija de Henrique 
de Sousa, conde de Miranda, y de Mencía Vilhena da Silva.

Francisco de Melo de Braganza aparece en la novela de Arturo Pérez Reverte El capitán Alatriste y en la película homónima el personaje es interpretado por el actor andaluz Paco Tous.

"Rocroi, el último Tercio” por Ferrer Dalmau.