El escritor José de Sousa Saramago (Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 - Tías, Lanzarote, España, 18 de junio de 2010) fue investido, tal día como hoy del año 2007, doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid. En el solemne acto también fue investido doctor el filósofo y catedrático Eugenio Trías Sagnier (Barcelona, 31 de agosto de 1942 – Barcelona, 10 de febrero de 2013).
Actuaron como padrinos de Saramago, Tomás Albaladejo Mayordomo, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y los profesores doctores Javier Rodríguez Pequeño y Filipa Valido-Viegas de Paula-Soares, de la UAM.
En su laudatio, Tomás Albaladejo realizó un extenso viaje por la vida y la obra del escritor, destacando su vinculación con la Universidad Autónoma:
su obra está presente en la docencia y en la investigación de las materias de Estudios Literarios de Lengua y Literatura Portuguesa y en otras muchas áreas. José Saramago es escritor coherente tanto en sus obras como en su posición ante el mundo y la sociedad, y constituye para quienes formamos parte de la UAM una manifestación difícilmente igualable de una ejemplar ética humana y cívica asociada a una extraordinaria creatividad literaria.En su discurso de investidura, José Saramago habló de la alegoría, y quiso explicar porqué se convirtió en una necesidad para él. Es con Ensayo sobre la ceguera cuando la alegoría entra en el trabajo de Saramago:
lo que podría haber sido descrito con las técnicas de la novela realista, pasó a ocultarse por detrás de los velos de la alegoría para así volverse más visible.Clausuró el acto el, por entonces, rector de la UAM, Ángel Gabilondo Pujol, quien se refirió a los nuevos doctores de la Universidad como portadores de
aire fresco para nuestra travesía de la serena mesura de la tan necesaria palabra justa, de la melodía del pensamiento articulado y vertebrado, de lo que nos da que pensar, de lo que dice no sólo acerca de nuestra situación, sino de nuestra condición. Por eso es tan necesario y tan de agradecer su pensar hecho público. Por eso requerimos la palabra de quienes se ofrecen en sus textos afrontando el trastorno del espíritu general y aprendemos con ellos.
En la fila de arriba, José Saramago y sus padrinos del acto. |
Premio Nobel de Literatura en 1998, es autor de una extensa e intensa obra en narrativa, teatro, poesía, ensayo, diarios, memorias y otros géneros, de extraordinaria proyección internacional desde la lengua portuguesa. Su literatura muestra la compleja realidad del ser humano en la confluencia del individuo y la sociedad.
En su visión crítica del mundo, representa y comunica, con una ruptura de los esquemas y recursos literarios convencionales, las contradicciones de la realidad en una reivindicación constante de la condición humana.
Utópico, iconoclasta, iberista militante, así se veía ante el viaje de su vida, el que fue suyo, el que puede ser nuestro:
El viaje no se acaba nunca. Sólo los viajantes acaban. E incluso estos pueden prolongarse en la memoria, en recuerdos, en relatos. Cuando el viajante se sentó en la arena de la playa y dijo:
" No hay nada más que ver", sabía que no era así. El fin de un viaje es sólo el comienzo de otro. Es necesario ver lo que no fue visto, ver otra vez lo que ya se vio, ver en primavera lo que se verá en verano, ver de día lo que se vio de noche, con sol donde antes caía la lluvia, ver el sembrado verde, el fruto maduro, la piedra que cambió de lugar, la sombra que aquí no estaba. Es necesario desandar los pasos dados, para repetir y para marcar caminos nuevos a su lado. Es necesario comenzar de nuevo el viaje. Siempre.
La vieja máquina de José Saramago y sus gafas en la sala a la que da nombre en la Fundación César Manrique de Lanzarote con motivo de una exposición dedicada a su obra. Foto: El País.com |
Fuentes:
Universidad Autónoma de Madrid.
Pensador.info. Textos de José Saramago.
Traducción texto de J. Saramago: A. Iraizoz.
Hola Antonio, ¡cuánto me gusta que le hayas dedicado este recuerdo a Saramago!
ResponderEliminarHas elegido una fecha apropiada, pero en general este gran escritor se merecía este bonito homenaje en tu blog sobre Portugal en Madrid.
Un abrazo y bueen fin de semana
Hola Mercedes,
EliminarTenía que hacerlo, es de justicia. Encontrar la vinculación madrileña estaba difícil hasta que me acordé de su visita a la UAM, donde participó mi mujer.
Muchas gracias y buen fin de semana.
Hola Antonio:
ResponderEliminarBonito homenaje a este inmenso intelectual de dimensión universal. Es una pena que Madrid todavía no le haya dedicado una calle o plaza, a la altura de tan enorme figura. Gracias por recordarlo!
Un abrazo, Jesús
Hola Jesús,
EliminarTienes toda la razón. Se merece un recuerdo en Madrid, si no tan amplio como el paseo de Camoes, por lo menos alguna placita recoleta. En eso Tías (Lanzarote) tuvo más suerte. A parte de su talla literaria, me atrae mucho su reivindicación del iberismo, una idea abandonada desde el XIX que todavía creo que puede dar juego.
Gracias a ti y un abrazo.
Salud Antonio,
ResponderEliminarDifícil es elegir calificativos para este hombre. ¿Sabio?, digamos simplemente, Saramago.
Abundo en lo que dice Jesús, pero ¿qué se puede esperar de un país que erige monumentos a Chu-Lin o Copito de nieve, toreros y tonadilleras y se olvida de un Saramago o un Aranguren?
Merecido recordatorio a tan influyente literato.
Gracias y un abrazo.
Gracias Manuel,
EliminarComo todo gran personaje, tiene sus luces y sus sombras. Fuera de su país es idolatrado, pero tuvo detrás el apoyo de un gran aparato propagandístico. No ocurre así en Portugal, donde el "aparato" sólo pudo tapar los ojos a unos pocos.
A parte de eso, lo que he leido, tras pasarlo por un cedazo fino, me ha encantado.
Un abrazo.