D. Cristovão de Moura, grabado, P. P. Rubens & P.Pontius, British Museum, Londres |
Si hay un personaje controvertido por la historiografía peninsular ese es, sin dudas, Cristovão de Moura y Távora (Lisboa, 1538- Madrid, 1613). La historia de España dice de él que fue un gran político y diplomático al servicio de Felipe II. Se ensalza su gran lealtad, austeridad, inteligencia, perspicacia y su carácter enérgico. La historia de Portugal, en especial el romanticismo y el salazarismo, le tilda de antipatriota, corrupto, antihéroe, sepulturero de la independencia, agente de seducción antinacional, siniestro, vendido, renegado y traidor. Sus bienes en Portugal fueron expropiados a su nieto y sus títulos nobiliarios abolidos en 1668. Veamos por qué.
Fue educado en el seno de una familia noble portuguesa que utilizó toda su influencia para que, al cumplir los catorce años, Cristóbal entrara en calidad de menino al servicio de Juana de Austria, casada con el príncipe Juan Manuel de Avis. Al enviudar la princesa y -a petición de su padre y su hermano- tener que abandonar Portugal y a su hijo, no dudó en incorporar a su séquito al joven y leal servidor Cristóbal como caballerizo mayor para su regreso a España en 1554.
Ya en la corte española comenzó, paso a paso, a forjarse una carrera política y social imparable y ascendente hasta llegar al máximo nivel, impulsado por las siguientes claves:
- Al enterarse Felipe II de los frecuentes viajes que Moura realiza a Portugal para entregar la correspondencia y los numerosos obsequios de la princesa Juana a su hijo Sebastián, decide utilizarlo como correo personal para conocer directamente los entresijos de esa corte y los progresos en la salud de su sobrino luso.
- Los continuos viajes de Moura a Portugal le convierten en un personaje muy conocido en aquella corte, permitiéndole establecer importantes contactos con la clase dirigente y, por su propia condición familiar, con la alta nobleza.
- Frecuenta el círculo del duque de Alba y, al mismo tiempo, es protegido por Ruy Gomes da Silva y Antonio Pérez, quienes reconocen su gran habilidad en los asuntos diplomáticos, llegando a ocupar importantes puestos en la administración de Felipe II, como el de Gentilhombre del príncipe D. Carlos.
- Por mediación de Juana de Austria, su gran protectora, el rey le nombra caballero de la Orden de Calatrava y -debido a los importantes contactos que había realizado en Portugal- el testamento de Juana de 1573 recomienda insistentemente a su hermano que nombre a su fiel servidor consejero de todos los asuntos referentes a la corte de su hijo el rey D. Sebastián.
- Felipe II le llega a considerar uno de sus más fieles consejeros durante las testamentarías de sus hermanas y en la prolija entrevista con D. Sebastián en Guadalupe el 22 de diciembre de 1577.
- Tras la muerte de D. Sebastián en la batalla de Alcazarquivir en julio de 1578, Felipe II envía a Moura en misión diplomática a Portugal para recabar información sobre el futuro del trono portugués y sus pretendientes ya que el actual monarca, el cardenal Henrique, dada su condición de clérigo y su avanzada edad, era poco probable que diera un heredero a la corona.
- Moura comienza a preparar el terreno para el acceso al trono luso de Felipe II : anticipándose a las maniobras del resto de candidatos; conquistando grandes apoyos en todas las esferas del poder, desde los funcionarios hasta la alta nobleza; ofreciendo, en nombre del rey, dinero para rescatar a los numerosos primogénitos de las casas nobles cautivos en Alcazarquivir y, finalmente, obstaculizando los planes de matrimonio del monarca portugués, evitando que este pudiera tener un descendiente, al conseguir que el Papa Gregorio XIII -aliado de los Habsburgo- no le dispensara de sus votos.
- Con el terreno ya preparado Felipe II envía a Portugal al embajador duque de Osuna para presentar oficialmente su candidatura legítima al trono portugués como hijo de Isabel de Portugal, primogénita de D. Manuel I. Moura presenta a la opinión pública con gran rapidez y audacia los numerosos miembros que apoyan a Felipe II y lee una carta del propio monarca español donde se afirma que si llegaba a ser elegido se comprometía a conservar y proteger los territorios y el comercio de ultramar para los portugueses y a respetar de forma escrupulosa los usos y costumbres del reino.
- El rey-cardenal Henrique comprueba en reunión de Cortes que el rey de España cuenta con el apoyo de gran número de nobles, letrados, jurisconsultos e importantes personajes de la administración y a finales de mayo de 1579 comunica al ya embajador Moura que acepta la candidatura de Felipe II, nombrándole su legítimo heredero el 18 de enero de 1580, pocos días antes de morir.
- Felipe II fue reconocido rey de Portugal en las Cortes de Tomar en 1581 tras una invasión militar encabezada por el duque de Alba que, a instancias de Moura, redujo los focos de insurrección. Sin la colaboración y experiencia de Moura, quien aconsejó a su rey sobre las actuaciones a realizar y el modo en que debía de comportarse con sus nuevos súbditos -defendiendo siempre los Acuerdos de Tomar, auténtico embrión de constitución- dicho título no se hubiera podido conservar por mucho tiempo.
Felipe II. Grabado de Jonas Suyderhof |
En agradecimiento por sus servicios Felipe II le nombra en 1583 conde de Castel-Rodrigo, comendador mayor de la Orden de Alcántara, camarero mayor y sumiller de corps. Moura - ya marqués de Castel-Rodrigo desde 1598- fue hombre de confianza del rey hasta el último momento, encargándose de amortajar, junto al duque de Alba, a Felipe II por expreso deseo de este tras haber recogido de sus labios de moribundo la triste expresión:
Dios que le había dado tantos reinos no le dio un hijo para gobernarlos.Debido a sus notables servicios, el fallecido monarca había recomendado en su testamento político a su hijo Felipe III que siguiera los consejos de su fiel servidor, sobre todo en lo referente a Portugal y que se dejara guiar por su experiencia.
Pero tras la muerte de Felipe II comienza el declive de la carrera de Moura. Felipe III, influenciado por su valido, el duque de Lerma, aparta a Moura de la casa real al considerarle integrante del grupo que sostenía que el heredero no tendría la capacidad para reinar de su padre.
Aún así le concedió una importante pensión anual, mantuvo su puesto en la Orden de Alcántara y en los Consejos de Estado y de Guerra, fue nombrado presidente del Consejo de Portugal, Grande de España y virrey de Portugal con el fin de mantenerle alejado en tres ocasiones entre 1600-1612, iniciándose la cadena de errores fatales protagonizados por los validos Lerma y Olivares.
Moura regresó a Madrid donde al poco tiempo murió en su palacio el 28 de diciembre 1613, a la edad de 75 años. Sus descendientes sirvieron lealmente a la corona española manteniendo el apellido Moura hasta la unión de uno de ellos con la casa del príncipe Pío de Saboya.
En la próxima entrada veremos el importante patrimonio arquitectónico que crearon Moura y sus descendientes y su repercusión en las ciudades de Lisboa y Madrid.
D. Cristovão de Moura. Madrid, Biblioteca Nacional. |
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BIBLIOGRAFÍA
- Governo, Política e Representações do Poder no Portugal Habsburgo e nos seus Territórios Ultramarinos (1581-1640). Santiago Martínez Hernández (dir.). Lisboa, Centro de História de Além-Mar, 2011, pp. 69-96.
- D. Sebastião, rey de Portugal. Antonio Villacorta Baños-García. A Esfera dos livros. Lisboa. 2006.
- Recuerdos portugueses en Madrid. José María Sanz García. Instituto de Estudios Madrileños. 1992.
- www.mcnbiografias.com
Antonio, ¡apasionante historia!
ResponderEliminarTe iba a preguntar sobre el palacio de Moura, pero tendré que esperar a la siguiente entrada.
¿Se ha hecho alguna "historia-ficción" con la hipótesis de que Felipe II trasladara la capital a Lisboa, para gobernar mejor los territorios transatlánticos?
Quedo a la espera de Cristovao de Moura II
Un abrazo, Rafael
Hola Rafael,
EliminarEsa hipótesis es la que parece que sugirió el emperador Carlos a su hijo cuando uniese los reinos peninsulares, si los quería conservar. Sugerencia a la que hizo caso omiso. No conozco ninguna otra referencia sobre el tema.
Gracias por tu paciencia y un abrazo
Hola Antonio:
ResponderEliminarNos has dejado con la miel en los labios, a la espera de conocer ese patrimonio arquitectónico que nos has anunciado para la próxima entrega. Sin duda, un personaje apasionante, sin él la historia se habría escrito de otra manera.
Un abrazo, Jesús
Hola Jesús,
EliminarComo veo que hay cierta curiosidad en conocer su patrimonio arquitectónico voy a tener que juntar en una entrada las dos tenía pensado hacer sobre los inmuebles de Lisboa y los de Madrid.
Esta primera entrada yo la subtitularía: Saber estar en el lugar adecuado, en el momento preciso.
Un abrazo.
Hola Antonio, me sumo a esa curiosidad por conocer el patrimonio arquitectónico de los Moura ;)
ResponderEliminarHas hecho un trabajo impresionante, una de tus jugosas "lecciones" de historia.
Muchas gracias!!
Hola Mercedes,
EliminarUn poco de paciencia para la próxima entrada que se me están cruzando por el camino arzobispos, Albas, Berwicks, Carlos-terceros-y-cuartos y no hay quien se aclare. Seguro que con tu planimetría deshacías esta madeja y tirabas del hilo correcto ;)
Leyendo un trabajo reciente sobre Moura me di cuenta de que su "mala fama" allí venía sólo del romanticismo y del salazarismo. Sus contemporáneos tuvieron otra opinión bien distinta de él.
Gracias a ti y un abrazo
Hola Antonio,
ResponderEliminar¡ Vaya personaje histórico interesante !. Nacer en Lisboa y morir en Madrid...... y una vida llena de ir y venir durante la etapa histórica determinante para los dos pueblos ibéricos.
En la próxima entrega, que esperamos con impaciencia, nos ayudarás a ubicarle en los palacios y lugares que frecuentó.
Otra historia muy cinematográfica en Pessoas.
Un abrazo.
Hola Teresa,
EliminarPues ya verás, espero sorprenderte más en la próxima. Si que es un personaje de película pero por desgracia aquí no somos como los ingleses que saben hacer maravillas con su historia. En cuanto sale Felipe II le ponen de memo, fanático y asesino para arriba.
Gracias y un abrazo
Hola Antonio,
ResponderEliminarAl menos el señor de Moura se lo curró y disfrutó mientras duró, pero ya se sabe que cada reinado traía bajo su manto a sus "manos derechas" y Felipe III no iba a ser menos.
Espero la parte arquitectónica.
Un abrazo.
Hola Manuel,
Eliminar¡Cuánto tiempo! Me alegro de verte/leerte por aquí.
Desde luego que Moura debió ser un currante nato y con la suficiente "mano izquierda" para llegar a ser el primer "mano derecha" de los sucesivos Felipes.
Gracias y un abrazo
Muito curioso é o facto de Salazar estar ancestralmente ligado a família de Cristóvão de Moura. Se é que não foi mesmo seu descendente, por Inês Afonso de Moura, sua filha ilegítima... Ironias do destino, então desconhecidas.
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