miércoles, 8 de enero de 2014

Amália Rodrigues (I)

 



Soy una máquina de coser tristezas

Esta frase fue pronunciada por la más grande del país vecino y, aunque es triste de narices, queríamos empezar el año a lo grande con ella, con Amália Rodrigues, con la más grande, con todo nuestro respeto.

Hablar de Amália es difícil porque es hablar de un mito y un símbolo para Portugal como, en una difícil analogía, lo fue Piaf para Francia o quizás la Piquer para España. Curiosamente siempre mantuvimos con el personaje una cierta distancia creada por la preferencia por otros géneros musicales y sobre todo por no haber vivido más de cerca su trayectoria artística y vital.

En los últimos tiempos se está viviendo en el país vecino una vuelta a las raíces culturales y, cómo no, musicales, entre los más jóvenes y hasta en nuestra propia casa se está escuchando, después de haberlo hecho con todos los últimos "descubrimientos" del fado, a Amália. Y cuando de repente tropezamos con una voz purísima, absolutamente cristalina, que es capaz de transmitir y llegar donde ahora ninguna otra lo hace, finalmente comprendemos el porqué del mito.






Amália nació el 23 de julio de 1920 en el seno de una familia humilde en el barrio de Pena, cerca de la Morería de Lisboa y de su biografía sólo señalaremos que consiguió que los fados, considerados en la década de 1940 canciones malditas y de mala reputación, fueran escuchados en los cinco continentes como la expresión más profunda del alma portuguesa.


Porque el fado nació, al igual que Amália, en los barrios pobres de Lisboa, como expresión de las penas de sus gentes. Su nombre proviene del latín fatum, que significa algo así como destino o encadenamiento fatal de hechos.

Amália estaba convencida de tener una costilla gitana por lo mucho que le gustaba también el flamenco pero está relacionada con Madrid porque en diversas ocasiones vino aquí a cantar. Hay registro de archivo de varias visitas que hizo a Madrid.




La primera de ellas fue el siete de febrero de 1943 en plena posguerra, cuatro años después de comenzar su carrera profesional. Con veintitrés años fue invitada por el embajador portugués Pedro Teotonio Pereira y significó para ella la primera actuación fuera de Portugal. Vino con dos mil pesetas en el bolsillo, que en ese momento era una fortuna y los aplausos que escuchó en el estreno le hicieron llorar y quedar eternamente agradecida al público español.


El embajador portugués Teotonio Pereira

Entonces coincidió con Manolete, Hemingway y Antonio Ordoñez con los que pasó días inolvidables y cuando probablemente conoció el recordado en estas páginas Restaurante Fado. Aficionada al flamenco y a la copla cantó con Imperio Argentina Ojos verdesLa Piconera y de Miguel de Molina, Las cosas del querer y La bien pagá. Era sólo el principio de una trayectoria que llegaría a ser reconocida en todo el mundo. 

Amália volvió a actuar en Madrid por lo menos en 1968, 1974, 1980 y el quince de febrero de 1990 para celebrar sus 50 años en la profesión con una gala celebrada en el Teatro Monumental a beneficio de la Fundación Reina Sofía.

En su homenaje se reunió un comité de honor formado por los músicos Plácido Domingo, Miles Davis, Charles Aznavour, Yehudi Menuhin, Milva, los cineastas Federico Fellini, Pedro Almodóvar, Dirk Bogarde, Sophia Loren, Anthony Quinn, los escritores Gonzalo Torrente Ballester, Mario Vargas Llosa y los políticos Mário Soares, Javier Pérez de Cuéllar, Jacques Delors, Jack Lang, Leopold Sedar Shengor y el conde de Barcelona.
Era un homenaje que intentaba hacer olvidar a Amália tiempos difíciles no demasiado lejanos. Poco después de la revolución del 25 de abril de 1974 fue acusada de pertenecer a la PIDE (policía secreta de Salazar):

Recuerdo que tenía que cantar en Madrid el día 27. El aeropuerto de Lisboa estaba cerrado y tuve que viajar en coche. Regresé pocos días después, pero me callaron en la radio, en la Prensa y en la televisión. Decían que el fado alienaba a la gente. Afortunadamente, hoy todo está olvidado y los jóvenes cantan fados.


 
 
 
Amália fue la primera artista que acercó la poesía al fado. Cantó desde poemas de Luis de Camões (1524-1580) hasta las letras que los mejores escritores portugueses componían para ella. Pablo Neruda, admirador de Amália a quien conoció en 1967 en Paris, dedicó a la fadista el soneto No te quiero sino porque te quiero y ella también compuso sus propios temas.
 
Amália Rodrigues murió en Lisboa el seis de octubre de 1999, a los 79 años. Sus restos fueron sepultados en el cementerio lisboeta de Los Placeres, tras un funeral de Estado en la Basílica da Estrela, al que asistió el entonces presidente portugués, Jorge Sampaio. El Gobierno portugués decretó tres días de luto oficial tras la muerte del símbolo nacional.
 
 
 

 
En su repertorio hay canción popular portuguesa, fado tradicional y nuevo fado. Del segundo grupo escogemos Barco Negro para compartirlo con vosotros. En mi opinión, no hay nadie que lo pueda cantar igual. Espero que os guste.


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8 comentarios:

  1. Hola Antonio,
    ¡ AMALIA !. Insuperable comienzo de año para Pessoas.
    Para mí, a Amalia cuanto más la escuchas, más te encanta y cuanto más la conoces, más la quieres.
    Como persona sufrió mucho cuando grandes amigos le dieron la espalda por consignas políticas.
    Fue una persona antes que un mito.
    Gracias por este regalo de Reyes.
    Un abrazo.

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    1. Hola Teresa,
      Después de haber escuchado a todas las nuevas promesas del fado ¿Te puedes creer que estoy empezando a oír y a "querer" a Amália ahora? Y se lo debo a mi hija, que nos la pone en todos los viajes. Su vida da para una buena película.
      No encuentro un parangón que me convenza para España (Piquer, Mª Dolores Pradera, Rocío Jurado...) Si se te ocurre uno me lo dices.
      Gracias a ti y un abrazo

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    2. ¡ Felicidades por vuestra hija, Antonio !
      Esta búsqueda nos la planteamos de vez en cuando..., y sin desmerecer a nadie, nunca encontramos en España personalidad equiparable a Amália, ¡ y no es pasión o portuguesismo !.
      Una idea divertida: Pessoas en Madrid podría premiar con un fantástico viaje a Lisboa si alguien puede encontrar a esa persona ...!!!!!!.....Tranquilo, Antonio, que el premio quedará desierto.
      Un abrazo.

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    3. Muchas gracias Teresa, la verdad es que tiene una marcada personalidad para su edad.
      Coincido en la dificultad para equiparar a Amália, creo que es por su universalidad.
      Me parece que lo del fantástico viaje se va a quedar en bica con pastel de nata en el barrio de Salamanca ¡por si sale algún espabilao!
      Un abrazo

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  2. Hola Antonio, ya lo creo que nos gusta, ¡qué voz!. Confieso que aunque he oido hablar de ella, incluso la habré escuchado alguna vez, no sabía nada sobre su vida ni su maravillosa música. Tu post es un homenaje precioso, que invita a buscar sus obras y disfrutarlas... Es muy curioso eso que comentas de la vuelta a las raíces culturales en Portugal, y muy bueno.
    Un abrazo

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    1. Hola Mercedes,
      Yo he conocido antes las versiones que otros han hecho de las canciones de Amália y la labor de ellos ha sido importante para llegar a la gente joven pero ella es única. La vuelta a las raíces está ocurriendo en muchos sitios, aquí también. Cada vez valoramos más nuestras tradiciones ¿quizá como reacción a la tremenda globalización?
      Me alegro mucho que te haya gustado.
      Un abrazo

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  3. Hola Antonio:
    Enhorabuena por esta documentada biografía, con la que nos descubres un personaje mayúsculo y universal, que admiramos, quizá no con la pasión de los portugueses, pero sí con gran entusiasmo. Sus discos (algunos con versiones de coplas y temas flamencos) se han convertido en indispensables en mi casa.

    Un abrazo, Jesús

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    1. Hola Jesús,
      Confieso que tenía una laguna tremenda con Amália, no había escuchado nada de ella sino a través de otros, como le decía a Mercedes. Creo que tienes más material de ella en casa que yo mismo, de lo que me alegro un montón. Podemos hacer un trueque, tu me prestas esos discos a cambio de un buen lomo de bacalao que hemos traído de Lisboa ¿Hace?
      Muchas gracias y un abrazo

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