Además del demolido Monasterio de los Ángeles, fundado por Leonor de Mascarenhas (1), los retratos del rey D. Sebastián del Monasterio de las Descalzas Reales (2) y el solar de la casa de la duquesa de Aveiro (3), al inicio y al final de nuestra antigua calle hubo hasta hace poco tiempo dos negocios bien distintos pero ambos con un marcado carácter portugués. ¿Serían todos estos hechos alguna premonición?
En el primer tramo de nuestra antigua calle, entrando desde la Plaza de Santo Domingo, aún existe aunque muy reformado el Café Varela, uno de los históricos cafés literarios del siglo XIX donde una placa en su interior recuerda que allí escribía el último poeta de la bohemia madrileña Emilio Carrere.
Pero era bajo el café donde, en un semisótano con grandes ventanales apaisados, había un curioso y algo caótico negocio regentado por un portugués serio, alto y de maneras distinguidas que vendía antigüedades y porcelana china procedentes de la todavía colonia de Macao. Aunque por aquel entonces le entendíamos fatal, entrar en su tienda tenía algo de misterioso y fascinante porque te transportaba, rodeado de dragones y figuras mitológicas a lejanos lugares nada seguros pero muy excitantes.
Recuerdo que poco antes de echar el cierre definitivo del negocio debido a la rehabilitación total del edificio que lo convirtió en hotel, se veía frente a la entrada una espléndida silla de manos del siglo XVIII. Su interior estaba tapizado en brocado de seda y el exterior pintado en estilo rococó. El techo se remataba con una corona. ¿Cuál sería su procedencia, Macao, Lisboa? ¿A qué noble habría transportado? ¿Habría sobrevivido al terremoto de 1755 en Lisboa?
Y justo al final de la calle daba la fachada trasera del primer restaurante portugués de Madrid, Fado restaurante típico portugués. Tenía la entrada por la plaza de San Martín y aunque no he encontrado ninguna imagen del restaurante quedan aún muchos recuerdos de él en la memoria colectiva y en la mía en particular.
La fecha de su apertura es muy incierta y aunque la publicidad que hay por la red es de la década de 1960, su propietario nos llegó a contar que en el restaurante cantó una joven de 22 años llamada Amalia Rodrigues y ese dato nos llevaría al año 1943, en plena posguerra. El local fue una de las primeras obras madrileñas del decorador Duarte Pinto Coelho al reformarlo en la década de los 50 en el más puro estilo de una casa de Fados de los barrios castizos de Alfama o Morería de Lisboa.
Recuerdo su tejadillo sobre grandes vigas y ménsulas de madera, elemento muy típico sobre el portón de acceso en estas casas, el zaguán empedrado a la entrada, las viguerías de madera del techo, el pequeño escenario situado al fondo del local y cómo todas las ventanas de las fachadas estaban recercadas con auténtico azulejo portugués azul y blanco del siglo XVIII.
... y un poco de arqueología urbana siguiendo la estela de Rafael Martín Moyano, autor del magnífico blog La Muralla Reciclada y casualmente antiguo alumno del colegio San Ignacio Obispo, situado sobre el restaurante.
Al igual que ocurrió con el local que abría estos recuerdos, la necesaria rehabilitación de la finca de finales de los noventa para convertirla también en hotel provocó el cierre de tan histórico restaurante y el del Colegio San Ignacio Obispo, que ocupaba la planta superior.
Fachada a la plaza de S. Martín. Foto: Ayuntamiento de Madrid |
Fachada a la plaza de S. Martín después de la rehabilitación |
Durante el proceso de reestructuración quedaron al descubierto fábricas de ladrillo y pedernal en las fachadas de planta baja que denotan un origen muy antiguo de la finca.
Antigua entrada al restaurante Fado por la plaza de S. Martín. Foto: Ayuntamiento de Madrid |
Entrada actual al local por la plaza de S. Martín |
Fachada actual del local a la calle de Trujillos |
La rehabilitación se ha quedado, a nuestro entender, algo incompleta a la hora de recuperar y poner en valor este material calificado -muy acertadamente por Rafael Martín- de arquetípico madrileño, relegándolo a la fachada posterior de estos bellísimos muros con tanta historia...
Fachada lateral a la calle de la Flora. Foto: Ayuntamiento de Madrid |
Fachada actual a la calle de la Flora |
... y que pertenecen, con toda probabilidad, a la finca señalada en el plano de Teixeira cuya morfología no ha variado casi nada desde 1656.
ACTUALIZACIÓN. JUEVES 12 de diciembre de 2013
Rafael Martín Moyano nos comunica amablemente que, tras comprobarlo in situ, la mampostería de los muros citados es de piedra caliza y no de pedernal, como podría parecer en las fotografías. ¡Aquí no hay muralla reciclada!
Foto: Arte en Madrid |
Por otro lado, Mercedes Gómez nos facilita una espléndida fotografía de la inscripción existente en el dintel de un vano de la finca colindante a la del antiguo restaurante. Si observamos la diferencia entre la forma que tenía el solar en el plano de Teixeira (1656) y en el Espinosa (1769) podemos deducir, a priori, que en 1660 la manzana nº 400 sufrió una regularización por su lado Este, pasando de formar una "L" a un triangulo rectángulo en cuyo nuevo lado está el vano de la fotografía.
Manzana nº 400 en el plano de Espinosa de los Monteros. 1769 |
P.D.
Agradecería muchísimo la aportación de cualquier fotografía del antiguo restaurante Fado que ayudase a ilustrar mejor estos recuerdos.
Antonio, me habías anunciado que tu siguiente entrada me iba a sorprender..., pero esto ha sido demasiado. Ahora resulta que yo estaba escolarizado sobre el pedernal ¡Qué lujo!
ResponderEliminarSupongo que no te sorprenderá que aproveche el viaje y confeccione una entradilla con tu información, ya que estaría bueno que en mi "inventario" del pedernal me fuera a dejar el de mi cole.
De momento, te amplio tu información, recordándote que en los sótanos sin ventanales del Café Varela, estaban los Billares Varela, donde complementábamos la docencia, con el aprendizaje del billar, el ping-pong y el futbolín.
Por cierto, que en el tramo inferior de la calle de Trujillos había un bar (creo que de ambiente asturiano) que tenía un futbolín muy peculiar por el gran tamaño de los "futbolistas"; le llamábamos "los gigantes de Cleeveland".
Muchísimas gracias por la información y la cita.
Rafael
Hola Rafael,
EliminarTiene gracia, es como una gran carambola que empezó con el post anterior a propósito de Gaspar Barreiros y el pedernal.
No conocí esos billares que dices del Varela ni los futbolines con futbolistas gigantes pero al inicio de la calle Veneras había un futbolín en el bar El Clavel.
¿Conociste el restaurante Fado? Si tienes algún dato más, por favor, cuéntalo.
Gracias a ti y un saludo.
Hola Antonio:
ResponderEliminarPues sí, todo tiene un cierto aire premonitorio. Me encantan estas casualidades y tu forma de relacionarlas. Un colegio, un restaurante, una muralla reciclada... todo se interrelaciona. Es como descubrir el mínimo común denominador!!
Gracias por compartir estos recuerdos, tan bien documentados.
Abrazos, Jesús
Hola Jesús,
EliminarParece que no tienen nada en común esas tres cosas pero... ya ves. ¿Y qué me dices del siglo XVI y XVII? He estado a punto de irme en el plano hasta la casa del príncipe de Éboli pero quedaba un poco más lejos.
Lástima que por donde vivo ahora no pasan estas cosas pero todavía tengo un tema para relacionar nada menos que con... el Canto del Pico.
Gracias a ti y un abrazo
Hola Antonio. Qué buena idea has tenido, te ha salido un artículo muy bonito y original, sospecho que estás contento con él (algunos posts nos gustan más que otros cuando los terminamos ¿a que sí?). Y encima redondeado con las estupendas aportaciones de Rafael...
ResponderEliminarEse barrio es una maravilla y tiene muchos "tesoros". Ahora mismo estoy despistada (y mira que paso a menudo por ahí) pero ¿es la casa de al lado, que da la plaza de San Martín, la que tiene una inscripción en la piedra del XVII?. Esa manzana es muy antigua, como bien dices.
Gracias y felicidades por el paseo por tu antigua calle.
Hola Mercedes, parece que me hubieras leído el pensamiento. Si que estoy contento con él. El formato de "paseo" es diferente a los habituales y sigue un poco a la distancia el inconfundible estilo mercedesgómez ;)
EliminarEsta manzana tiene dos fincas a cual de ellas mas antigua. La que está al lado y más pequeña, que tiene la preciosa librería de viejo Luis Bardón, tiene un portón muy señorial pero no recuerdo ninguna inscripción del XVII.
Gracias por todo y un abrazo
¡Uf, qué alivio, es caliza y no pedernal!
ResponderEliminarAntonio, me habías preocupado; ¿tan gagá estaba que me había saltado el pedernal de mi propio cole?
En cuanto he encontrado un hueco en mis actividades ya prenavideñas, me he acercado a la calle Trujillos y he comprobado que las mampostas de la casa son de caliza.
En cualquier caso, esto ha dado lugar a un más que interesante intercambio de información. Bien está
Saludos
Bueno Rafael, mi gozo en un pozo. Ya te dije en el correo que tenía dudas porque en las fotos no estaba muy claro.
EliminarActualizo el post con este y otros datos.
Saludos
Hola Antonio,
ResponderEliminarFelicidades y gracias por compartir este sentimental artículo.
Un abrazo.
Hola Teresa,
EliminarMuchas gracias a ti. Me alegro de que te haya llegado.
Un abrazo
Que bonito tu blog, Antonio ... y como me recuerda los tiempos de mi adolecencia pasados en Madrid, del 1975 al 1981 ...
ResponderEliminarAcabo de encontrar preciosas huellas españolas en Milwaukee (Wisconsin, E.E.U.U.). Un admirable obra de Calatrava, el "Art Museum" ... Calatrava tambien dejó uma extraordinaria huella en Lisboa, la estación de trenes "Oriente" ...
Enhorabuena por tu trabajo.
Duarte
Muchas gracias por tus palabras, Duarte. Pasaste una época en Madrid muy interesante, con el despertar de la ciudad a una nueva forma de estar y a una cultura menos oficial. Yo también era adolescente y lo pasé "bomba". Como arquitecto que soy, admiro la obra de Calatrava en su sentido plástico pero creo que ya pasó su forma de entender la arquitectura: excesivo costo de construcción y mantenimiento y un riguroso control de la ejecución que no siempre consigue. Es necesaria una arquitectura más sostenible y eficiente, en este momento.
EliminarTambién soy admirador de tu blog "aéreo". Enhorabuena por él.
Un saludo