viernes, 30 de agosto de 2013

En busca de Pessoa (y III)

 
Fernando Pessoa paseando por el Chiado.
Foto: Casa Fernando Pessoa

Para concluir este paseo temático por Lisboa en busca de Pessoa nos dirigimos a la Rua Coelho da Rocha 16, en pleno barrio de Campo de Ourique, donde se encuentra la Casa Fernando Pessoa.

Es un centro cultural destinado a homenajear a Fernando Pessoa y su memoria que realiza exposiciones de arte plástico, coloquios y espectáculos. Está dotado de una magnífica biblioteca pública especializada en poesía y se sitúa en un edificio rehabilitado donde el autor del Livro do Desassossego vivió durante los últimos quince años de su vida en una de las buhardillas de su tercer piso.


Foto: Casa Fernando Pessoa

Además posee parte de los objetos personales y mobiliario del poeta que vamos a ir conociendo. Nos recibe una alegre fachada totalmente grafiteada, en la más noble de las acepciones que podemos dar a la palabra.


 

Al traspasar el umbral de su puerta nos recibe, grabada en las losas del suelo, la carta astral que el propio poeta, tan aficionado a la astrología, realizó para si mismo
 





y un sencillo vestíbulo con la caja de escalera nuevamente repleta de citas y trabajos escolares con tema pessoano.




Subimos hasta el tercer piso, donde estaba la buhardilla en la que vivió y ahora expone  algunos de sus objetos personales como su boquilla de fumar, cerillero, gafas, su último carné de identidad



 
 
 
todo tipo de estuches, libretas y tarjetas de visita del poeta y de algunos de sus heterónimos como Álvaro Campos y Alexander Search (...en realidad, casi suyas)
 
 

 
 

 

Vamos bajando plantas y nos encontramos con más citas de otros heterónimos, su máquina de escribir y la recreación de su último dormitorio. No lo podemos fotografiar por estar casi en penumbra y no llevar cámara (...ni ayudante personal).

Está dedicado al astrólogo Raphael Baldaya, personaje literario creado por Pessoa para encuadrar su pasión por la astrología y autor de un, avanzado para la época, Tratado de Astrología y de la futura Introducción al Estudio del Ocultismo. Puedo asegurar que el paso por ese dormitorio produce un cierto desasosiego.

"Vivo siempre en el presente. El futuro no lo conozco. El pasado, ya no lo tengo"
 
 


Y llegamos finalmente a la pieza, quizá de más valor, que sirve de estudio y consulta para todos aquellos estudiosos del poeta y su obra: la biblioteca donde nos espera la anunciada sorpresa.

Vemos con asombro que en el hueco de la escalera de la biblioteca está el famosísimo retrato de Pessoa pintado por Almada Negreiros que ilustra nuestra cabecera. Tiene un formato impresionante ¿Será el original? Nos preguntamos mientras nos vamos acercando a él sintiendo cómo los latidos del corazón nos retumban en las sienes.


Foto: Casa Fernando Pessoa

El cuadro pintado en 1954 por Almada que recreaba la tertulia de Pessoa en el Restaurante Irmãos Unidos de 1915 y la fundación de la revista Orpheu estaba ante nuestros ojos.

Estuvo expuesto en ese restaurante desde 1956 hasta enero de 1970, fecha de la desaparición del restaurante y en la que fue subastado y adquirido por el empresario y coleccionista Jorge de Brito (no confundir con el galerista Manuel de Brito) por la elevadísima cantidad para la época de 1.300.000 escudos.

Al llegar dicha noticia a Madrid dificultó las negociaciones de Ernesto de Sousa con el propietario del Cine San Carlos de Madrid para la compra de los famosos paneles de Almada. Finalmente fue donado por su nuevo propietario en Junio de 1970 al Ayuntamiento de Lisboa, quien lo trasladó en noviembre de 1993 a la Casa Fernando Pessoa.
 
 
 
La placa, firma y fecha atestiguaban que es el original. Hay uno simétrico realizado posteriormente por el mismo autor.
 
 
 
 
 

y muy cerca de él, ejemplares de los tres números de la mítica revista Orpheu.




La visita ha valido la pena y es altamente recomendable. La Casa dispone de una Web muy atractiva donde podemos iniciarnos en su vida y complejísima obra. Encontramos además un recorrido pessoano por Lisboa mucho más completo y serio que el nuestro.

Está organizado en lugares donde vivió, firmas donde trabajó y lugares que frecuentó. A continuación, un plano de la ciudad señala la localización de todos esos lugares, veinticinco en total.

Foto: Casa Fernando Pessoa


P.D.

Superando cierta reticencia a entrar en la intimidad del poeta reproducimos, por lo deliciosa, natural y ridícula que es -como todo lo que se escriben los enamorados- , una carta de amor a Ophelia Queiroz.
Que la disfrutéis.




CARTA DE AMOR DE FERNANDO PESSOA A OFÉLIA

9.10.1929


Terrível Bébé:

Gosto das suas cartas, que são meiguinhas, e também gosto de si, que é meiguinha tambem. E é bonbom, e é vespa, e é mel, que é das abelhas e não das vespas, e tudo está certo, e o Bébé deve escrever-me sempre, mesmo que eu não escreva, que é sempre, e eu estou triste, e sou maluco, e ninguem gosta de mim, e tambem porque é que havia de gostar, e isso mesmo, e torna tudo ao principio, e parece-me que ainda lhe telephono hoje, e gostava de lhe dar um beijo na bocca, com exactidão e gulodice e comer-lhe a bocca e comer os beijinhos que tivesse lá escondidos e encostar-me ao seu hombro e escorregar para a ternura dos pombinhos, e pedir-lhe desculpa, e a desculpa ser a fingir, e tornar muitas vezes, e ponto final até recomeçar, e por que é que a Ophelinha gosta de um meliante e de um cevado e de um javardo e de um indivíduo com ventas de contador de gaz e expressão geral de não estar alli mas na pia da casa ao lado, e exactamente, e enfim, e vou acabar porque estou doido, e estive sempre, e é de nascença, que é como quem diz desde que nasci, e eu gostava que a Bébé fosse uma boneca minha, e eu fazia como uma creança, despia-a e o papel acaba aqui mesmo, e isto parece impossível ser escrito por um ente humano, mas é escripto por mim.

Fernando


In: Cartas de amor / de Fernando Pessoa/org., posf. e notas de David Mourão-Ferreira; preâmb. e estabel. do texto de Maria da Graça Queiroz.- Lisboa: Ática, 1990.



Diccionario de emergencia:

Meiguinhas= dulces
Vespa= avispa
Maluco= tonto
Ninguem= nadie
Ainda= todavía
Hoje= hoy
Gulodise= gula
Encostar= arrimar
Pombinhos= pichones
Meliante= maleante
Cevado= gordo
Javardo= grosero 
Gaz= gas
Pia= pila
Doido= loco
Boneca= muñeca
creança= niño
Despir= desnudar

miércoles, 21 de agosto de 2013

En busca de Pessoa (II)



Fernando Pessoa paseando por el Chiado.
Foto: Casa Fernando Pessoa.
 
Nuestro particular paseo pessoano toma nuevas fuerzas al entrar en la Praça do Rossio. En seguida nos encontramos delante de la joyería Ferreira Marques, donde los prometidos lisboetas tienen por tradición encargar sus alianzas de matrimonio.

Sabemos que Pessoa no estuvo prometido con su amada Ophelia Queiroz pero queremos pensar que la llama de pasión que los unía no sólo se alimentaba de las encendidas cartas de amor que el escritor la dirigía sino también del regalo de alguna joya, por pequeña que esta fuese.





Continuando por el lado Sur de la plaza atravesamos un arco por el que se accede a la Rua dos Sapateiros. Allí permanece la primera sala de cine lisboeta, el Animatógrafo do Rossio que con su fachada Arte Nova continúa hoy proyectando películas, actualmente de serie X. Lo incluimos aquí por la belleza de su fachada aunque no hay constancia de ninguna afición de Pessoa por el séptimo arte.



Ya de vuelta a la plaza y junto al arco antes aludido hay pequeña tasca llamada Tendinha, fundada en 1840. Muestra una encantadora escena de época en su fachada. ¿Tomamos un licor de ginginha?


 

En deportiva competencia por figurar como el comercio más antiguo de Lisboa, llegamos a la esquina de la Praça da Figueira con la Rua dos Correeiros donde está la Confeitaria Nacional desde 1829. Imposible resistirse a la tentación de probar alguno de sus pastelitos. 


 
 
Bajamos ya por la Rua da Prata, en plena Baixa, en dirección a la Praça do Comércio para entrar en uno de los lugares pessoanos por excelencia, el Café Martinho da Arcada. Allí se mantiene intacta la mesa donde Pessoa se sentaba y que inspiró el famoso retrato del escritor realizado por Almada Negreiros que ilustra nuestra cabecera. 
 
 

 
Preguntamos a un camarero por la mesa de Pe... y sin dejarnos acabar la frase nos dice amablemente, pero algo cansado ya de oír siempre la misma pregunta, que entremos por la última puerta.
 
 
 
Nos dirigimos con cierta emoción a la última puerta bajo la agradable sombra de las arquerías pombalinas y de golpe nos encontramos frente a frente con ella, sin mantel, con una taza de café, el azucarero, un vaso de absenta y algunos libros para releer esperándole.
 
 
 
 
 
 

Nos quedamos con ganas de saber mucho más de él, de conocer más lugares pessoanos. Cucky, nuestro particular rastreador ya ha hecho todo lo que podía y ahora nos dirigimos donde mejor nos pueden informar y donde tendremos una grata sorpresa, la Casa Fernando Pessoa...
 
Fernando Pessoa y Costa Brochado en el Café Martinho da Arcada.
Foto: Casa Fernando Pessoa.

Con João de Castro Osório en el Café Martinho da Arcada.
Foto: Casa Fernando Pessoa


Fotos: Filipa Iraizoz


jueves, 15 de agosto de 2013

En busca de Pessoa (I)

 
 
Paseo pessoano dedicado a Teresa y Ángel, dos grandes lusófilos.

Pessoas en Madrid se encuentra en Lisboa y decide dar un paseo en busca de las huellas de Fernando Pessoa por la ciudad. Eso sí, ayudado por nuestro Shih-Tzu que, aunque no es una raza de rastreo, sirve un poco para todo y ya que lógicamente no puede ir a la playa, que por lo menos reciba un buen baño de cultura.




Partimos desde el café A Brasileira, en pleno barrio del Chiado, barrio literario por excelencia, de cafés de tertulia y comercio de calidad. Pessoa era asiduo a sus tertulias y a su buen café, aquel café que echaba de menos y que llevó -con camarero incluido- Almada Negreiros a la tertulia ramoniana del Pombo.


 
 
 
Buscamos en su interior y ni rastro de él. Los cuadros de Almada tampoco están pero han sido sustituidos con buen criterio por pinturas de aire vanguardista entre frisos y  anaqueles de madera con yesos dorados. Se respira un aire distendido mezclado con aroma a café que invita a la tertulia.
 
 
 



Nos encontramos con él en el exterior y nos invita a sentarnos a su mesa. Se lo agradecemos mucho pero como creemos que la conversación no va a llegar mucho más lejos le pedimos al Shih-Tzu que coja bien el rastro  del escritor y nos ayude en la búsqueda: ¡Busca Cucky, busca!



Bajando ya por la Rua Garrett entramos el la librería Bertrand, otro clásico. Es una sucesión casi infinita de salas que la convierte en un auténtico templo de la cultura. Allí encontramos todos los títulos de Pessoa, excepto los escritos inéditos que custodiaba el desaparecido café Ferrari, ambos pasto de las llamas en el pavoroso incendio que castigó tan duramente el Chiado en 1988.




Un poco más abajo entramos en un portal muy curioso donde seis limpiabotas se ocupaban de sacar lustre a los zapatos del paseante. Seguro que allí se sentó Pessoa. No en vano esa imagen de pulcritud que tenía habría que trabajarla. Lugar nada aconsejable para turistas con chanclas, converse, sandalias, etc.


 


Al final de la calle hay un moderno centro comercial renacido de las cenizas cual ave Fénix. Está situado en el edificio de los antiguos Almacenes Grandela, donde imaginamos que también él se compraría algo. Allí se originó el incendio antes referido. El barrio fue reconstruido según proyecto de Alvaro Siza Vieira y hay que reconocerle el éxito de la operación urbanística al incorporar al espacio urbano los grandes patios de manzana, eliminando al máximo el tráfico rodado y dotando de aparcamientos la zona, recualificándose, como resultado, todo el barrio.
  
 
 
 
Este coche antiguo estacionado en la Rua do Carmo, que ahora sirve de reclamo para vender cd´s de Fado, en su día pudo dar algún susto a tan introspectivo y con aire de despistado escritor.
 
 

Casi al final de la calle resiste milagrosamente una deliciosa tienda de guantes -luvas- con enormes resonancias literarias en su nombre: Luvaria Ulisses.




Es como una reliquia de los tiempos en que un auténtico caballero no iba adecuadamente vestido si no remataba su indumentaria con sombrero y guantes, siempre de acuerdo a la estación del año. Es un accesorio que tampoco olvidarían Joyce ni Pessoa, aunque creemos que Homero no llegó a conocer.

Llegamos a la Praça do Rossio y Cucky sigue tirando muy fuerte por lo que deducimos que tiene mas rastros y que el paseo aún no ha terminado. Pero eso ya lo veremos otro día...


Fotos: Filipa Iraizoz